''El cine que ves en Sitges...'' (AKA Maratón + Balance general)
Vía Festival de Sitges
por reporter 18 de octubre de 2010
Siendo fieles a la tradición, para cerrar nuestra participación en el Festival de Cine Fantástico de Sitges, creíamos que era imprescindible acercarse a una de las famosas maratones de la Sección Midnight X-Treme, que como ya hemos comentado en anteriores actualizaciones, recoge aquellas películas sólo aptas para los corazones y estómagos más fuertes; sólo aptas también para las mentes más preparadas, ya que algunas de las propuestas que encontramos aquí puede arrastrar a los más débiles a la locura (por extremas, por bestias... o en el peor de los casos, por exageradamente irritantes). La localización es también un punto esencial para guardar un buen recuerdo de la cita. En este aspecto, el cine/teatro Prado es de largo el mejor escenario imaginable.
De aspecto algo destartalado y decadente, no obstante se respira siempre un ambiente festivo, ideal para conectar con lo que se ve en la gran pantalla. Antes de entrar, en la cola casi se ven más latas de cerveza o vasos de plástico llenos hasta el tope de mojito. Durante la maratón, cuando alguien no puede más con su vejiga y decide ir al lavabo, sabe que a lo largo del trayecto va a tener que ir esquivando obstáculos de todos los tipos: bolsas de patatas, botellas de cristal... algún gato. Obviamente, cuanto más avanzada esté la proyección, más complicado será el viaje al escusado. Y cuanto más avanzada esté la proyección, más evidentes se harán los síntomas del agotamiento de un público que, cada vez más deseoso de cafeína, tampoco permitirá que la fiesta se apague en ningún momento. ''Tranquilo, tú haz lo que quieras, que aquí el supervisor sólo entra si se prende fuego a la sala'', es una de las muchas frases de fondo que captan a la perfección la juerga a la que hacemos referencia.
Fiesta. Esta es la palabra que define mejor cualquiera de estas sesiones. Con el actual boom de la tecnología tridimensional, no hace falta esforzarse demasiado para imaginarse un partido de fútbol en una sala de cine... pero es precisamente esto. Las alineaciones se confirman a lo largo de la película. Ver un martillo es contar con el mejor de los porteros; un cuchillo con una firme defensa; una pistola con un centro del campo que va a comerse al rival; una motosierra oxidada es lo mismo que tener en el terreno de juego al más entonado de los delanteros. Hay partidos en los que viendo las formaciones de los equipos es fácil vaticinar a favor de quién va a decantarse el choque. Hay películas en las que teniendo un determinado arsenal o unas determinadas transgresiones, es fácil acertar diciendo que la propuesta va a ser un éxito total en los oscuros territorios del Midnight X-Treme.
Es el caso de 'I Spit on Your Grave' (cuya elocuente traducción a nuestra lengua consistiría en "escupo en tu tumba"), remake de la en su día muy polémica 'La violencia del sexo', película que por cierto logró en el año 1978 el Premio a la Mejor Actriz en esta misma localidad. La guapísima Sarah Butler toma el relevo de la antaño galardonada Camille Keaton para ponerse en la piel de una escritora que decide retirarse durante una temporada en una cabaña cerca de un lago; un lugar aislado ideal para dar rienda suelta a su imaginación. En la última actualización nos paramos a comentar 'Tucker & Dale Vs. Evil', que contaba las divertidas peripecias de dos entrañables zopencos a los que unos jóvenes toman por verdaderos psicópatas. En esta ocasión, los paletos sí que tienen realmente malas intenciones, al pensar casi desde el primer momento del filme en cómo entrar por la fuerza en el despampanante cuerpo de la escritora que ha llegado a sus dominios.
Obviamente no tardan demasiado en conseguirlo, en unas secuencias que encogen el corazón por el nivel de degradación humana mostrada en pantalla. Lo que esta panda de agresores no podía imaginarse es que sus fechorías serían tarde o temprano castigadas... por la víctima a la que creían muerta. Es ahora cuando a los espectadores del cine Prado les falta poquísimo para ponerse en pie y acabar de enloquecer. La recta final de 'I Spit on Your Grave' es tan brutal como éticamente vomitiva. En efecto, lo que nos plantea Steven R. Monroe es otro caso de la doble R; del siempre controvertido subgénero Rape and Revenge (que en nuestro caso sería la doble V: Violación y Venganza). Pueden imaginarse cómo será el contraataque de la muchacha... un alarde de muertes creativas y dolorosísimas, conservándose así el carácter exploitation del filme original. Antes de la proyección, algunos de los actores de la cinta nos pidieron que, si lo que íbamos a ver nos gustaba, nos encargáramos de poner en marcha el boca-oreja para que su trabajo pudiera encontrar distribución en España. Por nuestras ganas y deseos no será, pero parece que hablemos de una auténtica quimera... sobretodo si tenemos en cuenta la recibida que tuvo aquí la sexta entrega de 'Saw'. Sea como fuere, siempre nos quedarán las salas X.
La que de ninguna de las maneras veo estrenándose en las salas comerciales de cualquier país serio (por lo que no es nada descartable verla algún día en nuestro territorio) es 'The Violent Kind', de los llamados Butcher Brothers, es decir, ''los hermanos carniceros''. Poco podía esperarse de unos tipos que se esconden tras un pseudónimo como este, excepto, por supuesto, carnaza. Pues ni eso. Se trata de un infumable e irritante engendro hecho a partir del collage entre el universo de Kenneth Anger y el Richard Kelly más desbocado (aparte de un patético intento de prospección tarantiniana que ni debería nombrarse). Moteros violentos, posesiones, zombies, extraterrestres, entes demoníacos... y otros elementos incomprensibles. Tanto como algunos aplausos oídos en más de una ocasión en el patio de butacas.
Otra película que con toda seguridad tampoco veremos jamás en nuestras salas será 'Norwegian Ninja', no por mala, sino por excesivamente estrambótica (ahí está precisamente su encanto, ojo). Si el año pasado descubrimos en Tommy Wirkola, gracias a sus zombies nazis, una versión renovada de los Peter Jackson y Sam Raimi más sanguinarios, en esta ocasión los ninjas noruegos -han leído bien- sacaron de la penumbra a Thomas Cappelen Malling, que sería lo más próximo a un Wes Anderson escandinavo. Al igual que el peculiar cineasta de Texas, Cappelen Malling impregna su obra de un fuertísimo toque nostálgico (la imagen, el sonido... parecen corresponder a cualquier producción barata de la década de los 70/80), además de humor visual y absurdo que en más de una ocasión parece buscar como único destinatario a los amigos del propio director y guionista. A esta mezcla explosiva hay que añadirle algunas referencias tan alocadas como al 'Team America' de la dupla Trey Parker & Matt Stone o incluso al mundo ideado por el maestro de los videojuegos Hideo Kojima, para que finalmente nos demos cuenta que este manual ejemplar para el buen patriota noruego es una de las películas más personales y deliciosamente extravagantes vistas este año en el Garraf.
Una vez comentadas todas las películas a las que hemos podido echarles el guante a lo largo de estos últimos diez días, y siendo víctima del choque de tristeza (porque esto se ha acabado) y alivio (porque por fin podré dormir), es hora de hacer un breve balance general de las sensaciones que nos deja esta ya concluida 43ª edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges. Antes que nada, considero una cuestión de pura justicia agradecer personalmente tanto a la organización del certamen como a los mandamases de esta web el haberme concedido por segundo año consecutivo el inmenso honor de cubrir esta tan remarcable cita cinéfila. Muchísimas gracias de parte de este ahora mismo exhausto sophomore que todo sea dicho -y mando aquí el primer guiño-, espera librarse de este título el año que viene. Terminadas las alabanzas, considero también mi deber ''denunciar'' ciertos aspectos que, un año más, han empañado levemente la experiencia... y eso no hay suficiente Nespresso en el mundo que pueda taparlo. De cara a futuras ediciones, sería perfecto que desapareciera de una vez por todas el caos informativo referente a -por ejemplo- las secciones (no ha habido manera humana de encontrar dos listas que coincidieran en todas las películas), así como de la información facilitada de ciertos filmes. Parece una tontería, pero debería exigirse mucha más exactitud a la hora de indicar la duración exacta del metraje... ni que sea para tener un detalle con los pobres infelices que, teniendo cada día un horario apretadísimo, tienen que tener en cuenta cada minuto del reloj para que les cuadren las cuentas. Hablando de problemas con el tiempo, también se agradecería mucho un sistema más ágil de concesión de invitaciones para la prensa. El humor de los miembros acreditados mejoraría sensiblemente... y de paso se evitarían las -patéticas- carreras por las escaleras del Auditori. Poco más que recriminarle a una organización que cumple ya una década capitaneada por Àngel Sala. A la que también hay que aplaudir... una vez más. El aplastante éxito de público (se ha batido el récord de entradas vendidas, que se alcanzó en la edición anterior) no debe achacarse sólo a la coincidencia del festival con el puente del Pilar, sino más bien a pequeños grandes detalles como el de la vuelta del ''tren fantàstic'' para poder volver a Barcelona a altas horas de la madrugada, y obviamente a un cartel de lujo. Una serie de películas (¡170 en total!) entre las que se han encontrado grandes nombres, pero pocas premieres mundiales (cosa normal teniendo en cuenta la jerarquía festivalera y las fechas en que aparece ''King Kong'', justo a final de temporada, cuando ha habido tortas para colocar a los presuntos mejores directores en los llamados certámenes de categoría A), lo cual tiene también su lectura positiva. Es el concepto de ''Perlas de Zabaltegui'' llevado a otro nivel. Cuántas veces a lo largo de estos últimos diez días habremos oído ''ésta es la película que causó sensación en Cannes/Berlín/Venecia/San Sebastián/Sundance/Locarno...'' Malo por vernos privados del factor novedad, pero buenísimo para el público mínimamente informado, que podrá asistir a la sala de cine plenamente consciente de lo que va a ver. En esta línea, les aseguro que es muy reconfortante estar enterado de lo que se cuece en los demás festivales del mundo, y saber con total seguridad que todas las gemas encontradas en ellos van a estar en el Garraf (siempre y cuando no haya llegado antes el estreno comercial, claro está). Y del mismo modo que Sitges se alimenta de otros, hay que constatar también el hecho de que las citas temáticas que vienen a continuación ven en Sitges la primera fuente de alimentación, confirmándose así el certamen catalán como líder mundial del género fantástico. Un género al que se le toma muy bien el pulso (gracias a la presencia año tras año de nombres y títulos fundamentales), y cuyos límites son en más de una ocasión burlados por la Sala y compañía, con tal de que todo tenga entrada en sus dominios. Una política que ha levantado no pocas quejas, pero que a la vez es clave para definir a Sitges (y en contra de lo que muchos siguen pensando) como un destino apto para todos los gustos. Al fin y al cabo, ¿no fue esta estrategia la que nos permitió ver en este emplazamiento por ejemplo las que se erigirían como grandes triunfadoras tanto en la noche de los Goya ('Celda 211') como en la de los Oscar ('En tierra hostil')? Eso sí, que no se alarmen los más veteranos... si por algo sigue distinguiéndose el festival es por ofrecer como ningún otro emociones fuertes a todos sus asistentes. ''Tierra de valientes'' dicen algunos, "un repaso intensivo a cualquier Código Penal" dirán otros... lo cual no es más que otra demostración de lo bien definidas que están las líneas del certamen. Tener claro a lo que se va... requisito imprescindible para obtener el reconocimiento de la santísima trinidad de este negocio: público, medios de comunicación e industria. Si además cada día está bañado por ese ambiente inconfundible de festividad y de familiaridad (se elimina casi por completo la barrera mística que acostumbra a separar las grandes estrellas del simple espectador), no es de extrañar que en la última jornada todo fueran caras largas. Gran pesar porque la fiesta se ha acabado... pero inmensa y reconfortante seguridad al comprobar el pletórico estado de salud de un festival del que ya esperamos con muchísimas ganas su 44ª edición.
Por último, y a modo de condensadísimo resumen: Nos ha encantado... La experiencia extrema propuesta por Miguel Ángel Vivas en 'Secuestrados'; las alocadas aventuras de James Gunn y Crimson Bolt en 'Super'; la comicidad surrealista de Quentin Dupieux y su 'Rubber'; la revolución 2.0 de Henry Joost y Ariel Schulman en 'Catfish'; la desmitificación vampírica de Vincent Lanoo y sus 'Vampires'; las cafradas de Paco Cabezas en 'Carne de neón'; el western chupasangre 'Stake Land', firmado por Jim Mickle; la esencia del chambara clásico recuperada por Takashi Miike y sus 'Thirteen Assassins'; el buen saber hacer de Matt Reeves en el remake 'Déjame entrar'; las 'Confessions' videocliperas de Tetsuya Nakashima; las torturas por entregas filmadas por Kim Ji-woon en 'I Saw The Devil' y los desternillantes malentendidos de 'Tucker & Dale Vs. Evil', de Eli Craig. Nos ha interesado... La visión desesperanzadora de las nuevas herramientas sociales a manos de Hideo Nakata y su 'Chatroom'; la irregular pero muy bien ejecutada 'Los ojos de Julia', de Guillem Morales; la cara oculta de las posesiones en 'The Last Exorcism', de Daniel Stamm; el famoso plano secuencia de Gustavo Hernández en 'La casa muda'; el esperadísimo retorno a la gran pantalla de John Carpenter con 'The Ward'; la faceta más oculta de Papá Noel mostrada por el galardonado Jalmari Helander en 'Rare Exports: A Christmas Tale'; la visión más cómica de la Gripe A a manos de Nicolás Goldbart y su 'Fase 7'; el didactismo de Christian Molina en 'I want to be a soldier (De mayor quiero ser soldado)'; la Inglaterra devastada por la peste negra según Chrisopher Smith en 'Black Death'; el regreso de Takeshi Kitano al universo yakuza en 'Outrage'; el hampa sueca retratada por Daniel Espinosa en 'Easy Cash'; la "engañifa" romántica de Gareth Edwards y sus 'Monsters'; la radicalidad estética de 'Red Nights', dirigida por Julien Carbon y Laurent Courtiaud; la lisergia mental de Apichatpong Weerasethakul y su 'Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lifes'; la intensidad del remake 'Mother's Day', de Darren Lynn Bousman; el neo-western australiano de Patrick Hughes, 'Red Hill'; la bizarrada de Thomas Cappelen Malling titulada 'Norwegian Ninja'. Nos ha horripilado... La pompa de Eugenio Mira y su 'Agnosia'; la tediosa caza humana narrada por Jorge Michel Grau en 'Somos lo que hay'; el torpe ejercicio de cine negro de época a manos de Andrew Law en 'The Legend of the Fist: The Return of Chen Zhen'; el fatalismo típicamente danés de 'Everything will be fine', dirigida porChristoffer Boe; las absurdas carreras de Eric Valette y su 'Hybrid 3D'; el arte sufrido de Román Parrado y sus '14 días con Víctor'; las espantosas decepciones perpetuadas por Brad Anderson y James Wan en 'Vanishing on 7th Street' e 'Insidious' respectivamente; el ruidoso sinsentido de Reha Erdem y su 'Kosmos'; la involuntariamente cómica 'La posesión de Emma Evans', de Manuel Carballo; el cacao mental de los Butcher Brothers en 'The Violent Kind'. Nos ha dejado sin palabras... La exquisitez gore de Pong-Ho Cheung en 'Dream Home'; la pornografía gay zombie de Bruce La Bruce y su 'L.A. Zombie'; el mapa de las perversiones humanas trazado por Sion Sono en 'Cold Fish'; el newborn porn de Srdjan Spasojevic en 'A Serbian Film'; la venganza terriblemente creativa de Steven R. Monroe con 'I Spit on Your Grave'.
Y ahora sí... este cronista se despide. Hora de dormir, de bajar un poco los niveles de cafeína/torina en sangre y de decir aquello de... ¡El año que viene, más!Click aquí para más información
Una vez comentadas todas las películas a las que hemos podido echarles el guante a lo largo de estos últimos diez días, y siendo víctima del choque de tristeza (porque esto se ha acabado) y alivio (porque por fin podré dormir), es hora de hacer un breve balance general de las sensaciones que nos deja esta ya concluida 43ª edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges. Antes que nada, considero una cuestión de pura justicia agradecer personalmente tanto a la organización del certamen como a los mandamases de esta web el haberme concedido por segundo año consecutivo el inmenso honor de cubrir esta tan remarcable cita cinéfila. Muchísimas gracias de parte de este ahora mismo exhausto sophomore que todo sea dicho -y mando aquí el primer guiño-, espera librarse de este título el año que viene. Terminadas las alabanzas, considero también mi deber ''denunciar'' ciertos aspectos que, un año más, han empañado levemente la experiencia... y eso no hay suficiente Nespresso en el mundo que pueda taparlo. De cara a futuras ediciones, sería perfecto que desapareciera de una vez por todas el caos informativo referente a -por ejemplo- las secciones (no ha habido manera humana de encontrar dos listas que coincidieran en todas las películas), así como de la información facilitada de ciertos filmes. Parece una tontería, pero debería exigirse mucha más exactitud a la hora de indicar la duración exacta del metraje... ni que sea para tener un detalle con los pobres infelices que, teniendo cada día un horario apretadísimo, tienen que tener en cuenta cada minuto del reloj para que les cuadren las cuentas. Hablando de problemas con el tiempo, también se agradecería mucho un sistema más ágil de concesión de invitaciones para la prensa. El humor de los miembros acreditados mejoraría sensiblemente... y de paso se evitarían las -patéticas- carreras por las escaleras del Auditori. Poco más que recriminarle a una organización que cumple ya una década capitaneada por Àngel Sala. A la que también hay que aplaudir... una vez más. El aplastante éxito de público (se ha batido el récord de entradas vendidas, que se alcanzó en la edición anterior) no debe achacarse sólo a la coincidencia del festival con el puente del Pilar, sino más bien a pequeños grandes detalles como el de la vuelta del ''tren fantàstic'' para poder volver a Barcelona a altas horas de la madrugada, y obviamente a un cartel de lujo. Una serie de películas (¡170 en total!) entre las que se han encontrado grandes nombres, pero pocas premieres mundiales (cosa normal teniendo en cuenta la jerarquía festivalera y las fechas en que aparece ''King Kong'', justo a final de temporada, cuando ha habido tortas para colocar a los presuntos mejores directores en los llamados certámenes de categoría A), lo cual tiene también su lectura positiva. Es el concepto de ''Perlas de Zabaltegui'' llevado a otro nivel. Cuántas veces a lo largo de estos últimos diez días habremos oído ''ésta es la película que causó sensación en Cannes/Berlín/Venecia/San Sebastián/Sundance/Locarno...'' Malo por vernos privados del factor novedad, pero buenísimo para el público mínimamente informado, que podrá asistir a la sala de cine plenamente consciente de lo que va a ver. En esta línea, les aseguro que es muy reconfortante estar enterado de lo que se cuece en los demás festivales del mundo, y saber con total seguridad que todas las gemas encontradas en ellos van a estar en el Garraf (siempre y cuando no haya llegado antes el estreno comercial, claro está). Y del mismo modo que Sitges se alimenta de otros, hay que constatar también el hecho de que las citas temáticas que vienen a continuación ven en Sitges la primera fuente de alimentación, confirmándose así el certamen catalán como líder mundial del género fantástico. Un género al que se le toma muy bien el pulso (gracias a la presencia año tras año de nombres y títulos fundamentales), y cuyos límites son en más de una ocasión burlados por la Sala y compañía, con tal de que todo tenga entrada en sus dominios. Una política que ha levantado no pocas quejas, pero que a la vez es clave para definir a Sitges (y en contra de lo que muchos siguen pensando) como un destino apto para todos los gustos. Al fin y al cabo, ¿no fue esta estrategia la que nos permitió ver en este emplazamiento por ejemplo las que se erigirían como grandes triunfadoras tanto en la noche de los Goya ('Celda 211') como en la de los Oscar ('En tierra hostil')? Eso sí, que no se alarmen los más veteranos... si por algo sigue distinguiéndose el festival es por ofrecer como ningún otro emociones fuertes a todos sus asistentes. ''Tierra de valientes'' dicen algunos, "un repaso intensivo a cualquier Código Penal" dirán otros... lo cual no es más que otra demostración de lo bien definidas que están las líneas del certamen. Tener claro a lo que se va... requisito imprescindible para obtener el reconocimiento de la santísima trinidad de este negocio: público, medios de comunicación e industria. Si además cada día está bañado por ese ambiente inconfundible de festividad y de familiaridad (se elimina casi por completo la barrera mística que acostumbra a separar las grandes estrellas del simple espectador), no es de extrañar que en la última jornada todo fueran caras largas. Gran pesar porque la fiesta se ha acabado... pero inmensa y reconfortante seguridad al comprobar el pletórico estado de salud de un festival del que ya esperamos con muchísimas ganas su 44ª edición.
Por último, y a modo de condensadísimo resumen: Nos ha encantado... La experiencia extrema propuesta por Miguel Ángel Vivas en 'Secuestrados'; las alocadas aventuras de James Gunn y Crimson Bolt en 'Super'; la comicidad surrealista de Quentin Dupieux y su 'Rubber'; la revolución 2.0 de Henry Joost y Ariel Schulman en 'Catfish'; la desmitificación vampírica de Vincent Lanoo y sus 'Vampires'; las cafradas de Paco Cabezas en 'Carne de neón'; el western chupasangre 'Stake Land', firmado por Jim Mickle; la esencia del chambara clásico recuperada por Takashi Miike y sus 'Thirteen Assassins'; el buen saber hacer de Matt Reeves en el remake 'Déjame entrar'; las 'Confessions' videocliperas de Tetsuya Nakashima; las torturas por entregas filmadas por Kim Ji-woon en 'I Saw The Devil' y los desternillantes malentendidos de 'Tucker & Dale Vs. Evil', de Eli Craig. Nos ha interesado... La visión desesperanzadora de las nuevas herramientas sociales a manos de Hideo Nakata y su 'Chatroom'; la irregular pero muy bien ejecutada 'Los ojos de Julia', de Guillem Morales; la cara oculta de las posesiones en 'The Last Exorcism', de Daniel Stamm; el famoso plano secuencia de Gustavo Hernández en 'La casa muda'; el esperadísimo retorno a la gran pantalla de John Carpenter con 'The Ward'; la faceta más oculta de Papá Noel mostrada por el galardonado Jalmari Helander en 'Rare Exports: A Christmas Tale'; la visión más cómica de la Gripe A a manos de Nicolás Goldbart y su 'Fase 7'; el didactismo de Christian Molina en 'I want to be a soldier (De mayor quiero ser soldado)'; la Inglaterra devastada por la peste negra según Chrisopher Smith en 'Black Death'; el regreso de Takeshi Kitano al universo yakuza en 'Outrage'; el hampa sueca retratada por Daniel Espinosa en 'Easy Cash'; la "engañifa" romántica de Gareth Edwards y sus 'Monsters'; la radicalidad estética de 'Red Nights', dirigida por Julien Carbon y Laurent Courtiaud; la lisergia mental de Apichatpong Weerasethakul y su 'Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lifes'; la intensidad del remake 'Mother's Day', de Darren Lynn Bousman; el neo-western australiano de Patrick Hughes, 'Red Hill'; la bizarrada de Thomas Cappelen Malling titulada 'Norwegian Ninja'. Nos ha horripilado... La pompa de Eugenio Mira y su 'Agnosia'; la tediosa caza humana narrada por Jorge Michel Grau en 'Somos lo que hay'; el torpe ejercicio de cine negro de época a manos de Andrew Law en 'The Legend of the Fist: The Return of Chen Zhen'; el fatalismo típicamente danés de 'Everything will be fine', dirigida porChristoffer Boe; las absurdas carreras de Eric Valette y su 'Hybrid 3D'; el arte sufrido de Román Parrado y sus '14 días con Víctor'; las espantosas decepciones perpetuadas por Brad Anderson y James Wan en 'Vanishing on 7th Street' e 'Insidious' respectivamente; el ruidoso sinsentido de Reha Erdem y su 'Kosmos'; la involuntariamente cómica 'La posesión de Emma Evans', de Manuel Carballo; el cacao mental de los Butcher Brothers en 'The Violent Kind'. Nos ha dejado sin palabras... La exquisitez gore de Pong-Ho Cheung en 'Dream Home'; la pornografía gay zombie de Bruce La Bruce y su 'L.A. Zombie'; el mapa de las perversiones humanas trazado por Sion Sono en 'Cold Fish'; el newborn porn de Srdjan Spasojevic en 'A Serbian Film'; la venganza terriblemente creativa de Steven R. Monroe con 'I Spit on Your Grave'.
Y ahora sí... este cronista se despide. Hora de dormir, de bajar un poco los niveles de cafeína/torina en sangre y de decir aquello de... ¡El año que viene, más!
por Víctor Esquirol Molinas