Día 5: Gran Bretaña siempre acierta
Quinto día del Festival de Cine Europeo de Sevilla con títulos importantes, tanto de buena mañana como a lo largo de la tarde. El clima seguía siendo benévolo en términos de calor y el ambiente en las salas sigue manteniendo una regularidad que debe ser motivo de alegría para la organización del certamen, así como para el objetivo cultural que se propone el Nervión Plaza, acogiendo este festival año tras año, que no es otro que el de fomentar la asistencia a las salas y empapar sus instalaciones del mejor cine europeo.
Parte del mejor cine europeo viene desde las islas vecinas al norte, y esto es algo que está cada vez más refrendado. Cuando se les repite hasta la saciedad que el cine británico es una mina de joyitas especiales, es por algo. Maravillosa película 'Ali & Ava' de Clio Bernard, un espejo dónde se reflejan las dos caras de (des)enamorarse con dos protagonistas arrebatadores. Cuánta verdad hay en su relato, en el miedo a bajar el muro que levantas cuando te hacen daño, en dejar ir un pasado del que no quieres olvidarte, en fracturar la normatividad social, etc.
Adeel Akhtar encarna a ese personaje incontenible, rebosante de desparpajo, humor y melancolía. Un regalo impagable para esos corazones sensibles y alegres que exprimen los ratos de vida como si no fuesen a volver a vivirlos. Claire Rushbrook, por su parte, personifica la inseguridad y el temor al riesgo de lanzarse, pero también el coraje y la valentía de lograr salir de su pasado, uno del que no siempre se sale. Un título fundamental para comprender por qué la música cataliza emociones y por qué se es más feliz con un par de cascos puestos.
No solo de Cannes o de Berlín llegan películas a este SEFF. La programación también consigue llenarse con películas que pasaron por otros festivales, como es el caso del Festival de Sundance. De allí viene la maltesa 'Luzzu', una historia dedicada a los que se vinculan emocionalmente con algo simbólico dirigida por Alex Camilleri. Porque las historias de amor no tienen por qué implicar a dos seres humanos, la cinta descubre y calienta ese rincón donde el sentimiento de pertenencia se eterniza, exponiendo el sector pesquero en Malta como lugar idílico.
Hay un claro ejercicio de denuncia social en la situación laboral pesquera, pero no es una denuncia activa, sino más bien pasiva, resignada a una decadencia impuesta por el mercado. De ahí que su coqueta nostalgia envuelva la historia de encanto agradable y romanticismo.. También es interesante apreciar cómo 'Luzzu' confronta dos estructuras de vida como polos tan opuestos. La bonanza económica de la burguesía y su repelente manifestación social contra la bohemia y costumbrista mano de obra de iluso presente. Buena película.
Cada vez que Dinamarca pisa el Festival de Cine Europeo de Sevilla, llueve oro. Este año, la industria danesa traía una de las películas más importantes del año en la animación y candidata a mucho en lo documental. La película es de Jonas Poher Rasmussen, se llama 'Flee', y en ella hay un problema que suspende el brutal atentado emocional que la historia supone; la narración. Su dispersiva argumental, su mejorable estructura de actos y su inexplicable falta de epicidad en la conclusión lastran un testimonio real de tremendo impacto.
La decisión de volverla completamente animada para preservar y asegurar la ciudadanía del protagonista encuentra justificación ética sin problema. El estilo elegido no tiene la misma suerte. El trazo poco fino de sus dibujos no estimula y dificulta el lograr ser conmovedora. Como declaración de humanidad y testimonio de injusticia, 'Flee' no tiene ninguna pega. Como obra audiovisual y sobre todo como largometraje, el resultado presenta defectos en aspectos que se respiraban fundamentales para coronar lo que tendría que ser una película total.
Para finalizar el día, tocaba un poco de cine patrio, y las sensaciones previas eran muy buenas puesto que se trataba de una tipología de historias que se encuentran al alza en el cine español desde hace ya un buen puñado de años. Qué pelotazo es 'La hija' de Manuel Martín Cuenca, una propuesta de thriller de milimétrica preparación y de armónica y eficaz resolución, y muy valiente en su idea de que ser madre es más una actitud que una ilusión. Apunten el nombre de Irene Virgüez, porque lo suyo aquí es una cosa descomunal. Como si la hija de La Novia de 'Kill Bill' fuese andaluza.
El género goza de una salud más que óptima gracias a autores como Martín Cuenca, decidido en sus formas (la cámara siempre sigue, no estorba ni atosiga lo que pasa en pantalla) y firme en su tarantinesco final. La sierra de Jaén, observada desde las cuatro estaciones del año, sirve como exterior de ensueño para la trama. De Javier Gutiérrez ya está todo dicho, pero su trabajo siempre merece más palabras de elogio. Qué personaje tan difícil, tan inclasificable por dónde fija sus emociones, casi en una raya invisible. Patricia López Arnáiz convence y demuestra que lo de 'Ane' no fue suerte.
Se acaba el día pero el SEFF sigue, las películas siguen proyectándose y la gente sigue asistiendo. Queda cada vez menos para el sábado, pero los días aquí se aprovechan como si ya se estuviese en ese día 13, en cada charla post visionado, en cada encuentro en las colas de un pase o en las conversaciones previas sentados en las butacas del festival. Esto es lo más bonito de esta profesión, por mucho que por el cine se sienta devoción. Ese es el verdadero regalo de ser periodista en un festival de cine. A por otro día, compañeros/as.
That's what I say.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_
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