Día 5: Gran Bretaña cuida a su juventud, Italia honra a los inmigrantes.
Penúltimo día de vida de este SEFF 2023, pero sin el más mínimo síntoma de desgaste o cansancio en el público, que sigue llegando en afluencia a las salas del Nervión Plaza para disfrutar de los títulos que tienen sus últimos pases fijados entre el día de ayer y el de hoy. La última película de una cara conocida de este festival, como es Matteo Garrone, o la ganadora del premio Un Certain Regard en el pasado Festival de Cannes, eran algunas de las obras que la jornada de martes regalaba para complacer a los asistentes al SEFF.
Esta última era el plato con el que se abría el menú cinéfilo, directamente salido de las cocinas británicas independientes. Resulta mucho más cándida 'How to Have Sex' en ese tratado de las amistades juveniles que en la disyuntiva sobre la virginidad y la cultura de la violación. Molly Manning Walker planea mucho mejor por la periferia emocional que por el núcleo dramático del relato, incidiendo en ese 'coming of age' individual de la protagonista fruto de observar con paciencia y empatía sus reacciones y su proceso interno.
Fabuloso trabajo el de la joven Mia McKenna-Bruce, floreciendo desde esa inquietud sexual que tanta inseguridad le provoca, y conquistando con su dulce mundo interior una película que estaba repleta de hormonas. Es como ver y encariñarse de una planta que parece crecer en un jardín que no va con su desarrollo. Su actuación recuerda al estilo interpretativo de Florence Pugh, sin renegar de su lado más divertido y risueño como cuando se graba en sus redes cocinando, pero sirviendo con fragilidad y nobleza, al estilo 'Mujercitas'. Esto, obviamente, debe entenderse como un piropazo descomunal.
Para culminar el día, Matteo Garrone traía una de esas películas difíciles desde su previsualización. Una obra conmovedora su 'Yo capitán', esculpida desde la profunda herida infringida por Matteo Salvini y su política racista y discriminatoria. La película es mucho más efectiva cuando se acerca con un notable derroche de estilo al cine de aventuras y se desmarca del drama migratorio. Una 'buddy movie' que abraza los caminos de las 'road movie' para descubrirse como un cruel reflejo de lo inhumano y de la mercantilización de las personas que escapan del continente africano.
La película se eleva a partir del segundo acto y sostiene la carta de denuncia en alto, mostrando escenas que son desoladoras por su crudeza. La emoción era palpable en la sala, por lo que está bastante claro que a poco que los compañeros de Caramel Films y You Planet Pictures confíen en ella (son los que la distribuyen en España), funcionará en taquilla. Especialmente disfrutable es la parte del Desierto del Sáhara, un absoluto deleite visual que regalan Paolo Carnera a la fotografía y Garrone al siempre saber qué plano es el más rentable para la secuencia.
Ya sí que sí es inevitable pensar en que después de esta crónica, solo quedará una más para decir adiós al Festival de Cine Europeo de Sevilla en su 20º cumpleaños. Ha sido una edición extraña, pero con películas que han cumplido con creces el difícil reto de dignificar un festival que estaba herido cinematográficamente y que empezaba a sangrar institucionalmente. No hay que compadecerse más, puesto que la lección debe ser aprendida y la actitud debe ser pensar en hacer mejor el certamen del año que viene. Hasta que eso suceda, ya es miércoles. A por el último día.
That's what I say.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_
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