Día 4: Una estrella que ilumina el SEFF.
Recta final de este Festival de Cine Europeo de Sevilla, que vio como su jornada de lunes terminaba bajo el frío de la noche sevillana y le pasaba al testigo al martes que hoy regenta el certamen. A tan solo dos días de la finalización del SEFF, la sensación es la de que el año de transición es un mal menor de cara a estabilizar un festival que vuelva a lucir sólido y deslumbrante, siempre a través del renombre de sus títulos y reflejándose en el rotundo éxito de público que agolpa las salas de los cines Nervión Plaza.
La mañana se apiadaba un poco en términos climáticos del viandante que subía las escaleras hacia los cines donde el SEFF se desarrolla, con un tiempo gris, pero sin el frío de días anteriores. La guinda llegaría con la película programada para iniciar la jornada, una de esas obras que significan un festival de cine y que dignifican el oficio del que se dedica al cine. Nunca un biopic musical tuvo tanta personalidad como 'La estrella azul', que cuenta la historia del rockero Mauricio Aznar, y que encuentra aquí una paz convergente que reconforta a entendidos e ignorantes. Una película con alma libre, pero con un corazón impetuoso en su narración.
Lo de Javier Macipe es una de las irrupciones más estimulantes del cine español en los últimos 15 años. El joven director zaragozano pliega la cámara por donde y como quiere, contornea el relato sin dañarlo y lo revitaliza con ideas brillantes. Es una canción hecha película, que recuerda al espíritu viajero de 'Hacia rutas salvajes' o al redescubrimiento interior de 'Siete años en el Tíbet'. Aunque si se trata de elogiar, todo debe ir a parar a Pepe Lorente, que regala uno de los trabajos más abrumadores que se recuerdan. Tiene la rebeldía independiente buscando su norte como Christopher McCandless, y posee ese interior bohemio recóndito de Rodríguez. Una inmersión desvinculada de lo físico, centrada en la pasión musical y las relaciones humanas. Papel soberbio.
Después de tan gratificante sensación de bienestar gracias al cine español con 'La estrella azul', el festival situaba al espectador en las calles de una Marruecos en el alambre social con 'Las jaurías', película perteneciente a la Sección Oficial, y que es la ópera prima del cineasta nacido en Casablanca Kamal Lazraq. La realidad es que esta odisea nocturna de un padre y un hijo para deshacerse de un cadáver no da ni para tantas vueltas ni mucho menos para tan poca calidad en la producción. En 'Las jaurías' falla desde la pobre iluminación hasta su poca lucidez narrativa.
Una película que va y viene por pura conveniencia, confiscada en su envase de thriller de mediocre factura sin aspirar nunca a ninguna cota de excelencia. Un dibujo mal esbozado de la desgracia, las mafias de peleas clandestinas con animales y la venganza que desde que zarpa de su punto de origen, zozobra hasta apenas sostenerse en pie en su final, el cual carece de ingenio o de chispa climática. Si hubiese sido una comedia, la película triunfaría básicamente por su mero surrealismo, funcionando mejor en las aristas de las relaciones imposibles entre sus personajes.
Quedan dos días para la clausura del festival y las últimas oportunidades de disfrutar de películas que no han podido ser cuadradas se encuentran encajadas entre el martes y el miércoles. El público sigue asistiendo en masa a las salas y estas gozan de un aspecto maravilloso repleta de butacas llenas. Al final, los sevillanos son los únicos que no fallan a su cita con la cultura y los que nunca dejarán solo al SEFF. Es por ellos, en gran parte, por los que este año se celebra el certamen. Para ellos va dedicada esta crónica de lunes, y para los que hacen posible que la lucha de los asistentes haya podido materializarse en recompensa.
That's what I say.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_
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