Día 2: Y los 12 puntos van para... Lituania!
Primer sábado del festival y aumento considerable en la cantidad y en la calidad (esto a priori, ojo) de las proyecciones. A primera hora, para lo más valientes y responsables, esperaba Mateo Garrone con su “Tale of Tales” ('El cuento de los cuentos' en español) con un reparto de lo más reconocible del festival junto a la 'Langosta' de Lanthinos.
Un ratito más tarde, a la hora donde el sol más pega por la mañana, la cartelera ofrece la cinta de origen israelí 'Afterthought'. De malas decisiones también se vive. 'Afterthought' es un drama existencialista que tiene como puntos álgidos su clímax y un número musical cerca del epílogo muy necesario que se agradece debido a lo tedioso de su historia.
Historia profundamente humana con sobrecarga moral que, como sus protagonistas, ni viene ni va. De hecho, que lo más destacable de la película sea encontrarles el parecido a los personajes es cuanto menos revelador: el Diego Costa y el Manuel Neuer israelíes (Uri Klauzner e Itay Tiran, respectivamente).
Todo iban a ser malas noticias? Sí rotundo. Felix Sabroso presentaba, iniciada ya una soleada tarde en Sevilla y en riguroso pase de prensa, 'El tiempo de los monstruos', una cinta que para la sala 1 del Nervión Plaza ha sido infumable pero que para el Lope de Vega, epicentro del faranduleo y el glamour del festival, ha sido digna de un sonoro aplauso. Quizá la prensa no terminó de entender qué pretendía decir Sabroso en lo que resulta una catastrófica sucesión de absurdos existenciales.
La película se mueve dentro de otra película, la cual está inmersa en una película cuyo interés es nulo, y si la base no es sólida, la construcción se cae. Duele hablar mal (desde la ignorancia de estas líneas por supuesto) de una cinta que generaba mucha expectación, pero resulta cargante y grotesca por momentos. Que Julián López llegue a molestar en pantalla significa tener un problema con lo que se está viendo.
Como no hay 2 sin 3, con un poquito de retraso, pasadas las 20:15, comenzaba la proyección de 'El fútbol', un documental de la mano del experto en la materia Sergio Oskman, basado en el verdadero reencuentro del director y su padre en Brasil, tras 20 años sin verse, en plena rampa de lanzamiento para la llegada de la Copa del Mundo al país de la samba y el carnaval. Y lo que de primeras puede parecer una ocasión de oro para firmar una historia paternofilial de emoción incontenible con el nexo de unión más universal del mundo, se convierte en un desaprovecho que no enternece lo más mínimo y que, por alguna extraña razón en Oskman, prefiere navegar en los cauces de la frialdad y la incomodidad entre protagonistas.
No hay ninguna chispa que altere el ritmo del espectador, ni siquiera hay oportunidad de empatizar con nadie más allá de las perlas de humor que suelta el anciano padre. Y la sala, al término del visionado, aplaude, y un servidor tiene serias dudas de que sea por la concepción que se tiene de la cinta, y no por el hecho de que el propio Oskman se encuentre allí. 'El fútbol' es una hora más de cine que, para más inri, ni siquiera explota la vivencia que tuvo que ser albergar un Mundial en las calles de uno de los países con mayor solera futbolística en los anales del deporte rey. Es una hora más de cine, y ya.
Pero, inesperadamente, y como le encanta a este festival, aparece de sorpresa, en el último pase del día, la que de momento es la mejor película del cónclave cinéfilo. 'The Summer of Sangaile', de origen lituano pero de co-producción francesa, es una preciosidad de esas que enamoran desde los primeros 5 minutos de metraje. Tiene incidencias del cine francés remarcables en el brutal toque extrasensorial que se le da a los planos, haciendo partícipe al espectador de la escena, invitándole a sumarse a lo que acontece en la misma.
La minuciosidad en el trato de la fotografía, con unos planos imborrables, que se pegan horas y horas dando vuelta en la cabeza por su inenarrable belleza, justifican una merecidísima victoria en Sundance en la categoría de mejor dirección. Alanté Kavaïté narra ese amor inolvidable que es el de verano con una doble visión que brinda condescendencia y dolor en la misma dosis. La mirada enamorada y la mirada de necesidad, el complemento perfecto de cada una de las dos chicas en la otra, la confianza que da sentirse amado, que libera tanto que uno se siente capaz de vencer hasta al más intrínseco de los miedos. Gran parte de culpa la tiene Julija Steponaityte, ala preciosa Sangaile, que enmarca todo esto en una actuación emotiva, bella y redonda.
Un día que mejoró al final pero que parecía en caída libre, pero de esto también trata el festival, de saber elegir y de saber equivocarse. No hay que olvidar que equivocarse ya sigue siendo un lujo, porque eso significa que podemos decidir entre un catálogo amplio y variado. A buen seguro que la suerte acompañará en días venideros. O quizá haya que cambiarse las lentillas, who knows?
That´s what I say.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_
1. Las 1001 noches (Gomes)
2. Suite armoricaine (Breton)
3. Lohnbuchalter Kremke (Harder)
4. L'étrangleur (Vecchiali)
5. Wonder Boy (Vecchiali)
6. In the Shadow of Women (Garrel)
7. John From (Nicolau)
8. One Floor Below (Muntean)
9. La academia de las musas (Guerín)
10. Mon amie Victoria (Civeyrac)
Eso tiene muchísimo más de bueno que de malo, por no decir nada de lo último.