'El verano de Sangaile' - El poder de poder elegir
Hay películas que llegan de sorpresa. Esa es su naturaleza, pertenecer en el saco de la mundanidad cinéfila sin ningún ápice de distinción, hasta que son, de entre muchas otras, las elegidas para un visionado y se muestran con un potencial que tiene lo mismo de brillante que de inesperado. Ese es el caso de ‘The Summer Of Sangaile’, una película con patronaje de festival y con etiqueta de “no interesa a la gran masa”, con carácter mundano y aspecto de apuesta perdedora, pero de un contenido, una calidad y un mensaje (todo en orden ascendente) fantásticos. Es el ejemplo de que no todo es lo que parece.
‘The Summer Of Sangaile’, de origen lituano pero de co-producción francesa, es una preciosidad de esas que enamoran desde los primeros 5 minutos de metraje. Tiene incidencias del cine francés remarcables en los brutales toques extrasensoriales que se le dan a los planos, haciendo partícipe al espectador de la escena, invitándole a sumarse a lo que acontece en la misma. Detalles, tactos, anhelos, etc. A aspectos meramente ínfimos se les da una proporción inmensa y se les dota de relieve, porque se perciben, porque se ven, porque se sienten.
La minuciosidad en el trato de la fotografía, con unos planos imborrables, que se pegan horas y horas dando vueltas en la cabeza del espectador por su inenarrable belleza, justifican una merecidísima victoria en Sundance en la categoría de mejor dirección. Alanté Kavaïté narra ese amor inolvidable que es el de verano con una doble visión que brinda condescendencia y dolor en la misma dosis. La mirada enamorada y la mirada de necesidad, el complemento perfecto de cada una de las dos chicas en la otra, la confianza que da sentirse amado, que libera tanto que uno se siente capaz de vencer hasta al más intrínseco de los miedos. Gran parte de culpa la tiene Julija Steponaityte, a.k.a la preciosa Sangaile, que enmarca todo esto en una actuación emotiva, bella y redonda. Ella es una de las pruebas de que de esto también consta el cine, de saber elegir y de saber equivocarse, de jugársela con algo y perder, o de jugársela con algo y no solo ganar, sino dar sentido por un tiempo al vivir. La elección de Sangaile es Auste, la de usted, querido lector, es una película. No hay que olvidar que equivocarse es un lujo, pues esto siempre será señal de que podemos elegir y de que el catálogo sigue siendo amplio y diverso. Este es el éxito del cine, que siempre hay más de una opción, y que la que menos esperas que te gane, no solo te gana, te enamora.Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_
A Julija Steponaityte la tengo entre mis nominadas a mejor actriz en la Copa desde que vi la película hace un par de meses.