El primer sábado de este Festival de Cine Europeo de Sevilla siempre es bienvenido por un motivo paralelo pero ajeno a la misma vez al propio festival: Las nominaciones a los premios EFA que este año se instalan en Sevilla como sede por (al parecer) un largo tiempo. Desde El Séptimo Arte se brinda por la representación española en ese anuncio, las nominaciones de Bárbara Lennie como Mejor Actriz por 'Petra' y la de 'El silencio de los otros' como Mejor Documental Europeo.

Cumplida con sumo gusto la diplomacia, el día presentaba una película que Leonardo DiCaprio amaría ante todas las cosas pero por la cual quizá perdería la sesera si no tiene cierto autocontrol al verla. Se llama 'La mujer de la montaña', y es otra de las que sale consolidada al rascar varias nominaciones en los EFA y la cual representa a Islandia en la próxima edición de los Oscars como candidata a entrar en el bombo de Mejor Película Extranjera.

Hay muchas películas dentro de 'La mujer de la montaña' y todas son interesantes. Se nutre de diferentes ideas para concentrar una historia contada con precisión, regularidad y cierta ternura. Debe aplaudirse que algo tan singular como el ecoterrorismo se muestre con una cercanía rural con la que es fácil empatizar. Solo hay una decisión que afea la película, que es la de mostrar la composición musical de la cinta en cámara (los músicos son casi personajes). Esta licencia acaba siendo cargante y pretenciosa hasta molestar, independientemente de que en escena quede muy bien (recuerda algo a esa percusión en 'Birdman').

El día iba a torcerse con algo bastante inesperado. La decepción llegaba con la 'Doubles vies' de Olivier Assayas, película inaugural del festival este año. La cinta es un relato insulso que funcionaría más como disertación en un debate que como película. No hay escape ni recurso estético para reposar una premisa larga e irrelevante en este 2018: la digitalización de los medios. No es que sea un debate clasista, es que lo de Assayas es una visión tardía y algo fuera de contexto el querer normalizar un universo de personajes que pasan su día a día hablando de si es mejor leer electrónicamente o físicamente.

La película está llena de referencias a la cultura pop e intenta mantener un tono ácido en sus diálogos, jugando a ser negra, surrealista e incluso dramedia por momentos, pero eso es terreno, propiedad y casi feudo de Woody Allen (aunque compararles sea muy cruel), y termina por ser fallida. Hasta da la sensación de que Assayas elige el encuadre equivocado al acercar demasiado la cámara a las conversaciones y diálogos de la película. Lo mejor de la cinta es ese guiño metarefencial a Juliette Binoche (actriz de la película) que recuerda a esa maravilla que se le ocurrió a Steven Soderbergh con Julia Roberts en 'Ocean's Twelve'.

La última película de la jornada era a priori un plato fuerte de este SEFF: La 'Maya' de Mia Hansen-Løve, pero ha sido todo un chasco. Si alguna vez surge el debate de que los actores pueden cargarse una película, con 'Maya' se tiene un ejemplo perfecto para argumentar que sí que pueden. Es una de las películas peormente interpretadas que se ha podido rodar este año sin exagerar, y eso es un dato muy contundente. Afea lo que era una propuesta reflexiva e intimista, una historia de reencuentro espiritual con la India de fondo, usando la purga interior como terapia a un trauma y filmada en un formato distinto con la que Mia Hansen-Løve presenta una visión muy especial del amor, pero el robótico y nefasto casting la termina por hundir.

Sábado de detalles y matices más que de películas, de atención a la llegada de noticias paralelas más que de búsqueda de joyas por admirar, pero primer sábado de SEFF y eso ya es un privilegio innegable. El ecoterrismo, Binoche respondiendo por la propia Binoche y gente leyendo un guion más que interpretando, pero esto es el SEFF, y aquí se aguanta lo que se tenga que aguantar. Por dios, que algunos han llegado a ver aquí al único e inigualable Larry Clark.

That's what I say.

Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_