Sucesos para-lelos
Vía El Séptimo Arte
por wanchope 08 de junio de 2013
Se ha hecho esperar... pero por fin, en una de las sesiones más alegres y festivas de este primer Nocturna -a la espera de que llegue 'Gremlins' esta tarde-, hemos podido ver al "nuevo" Leatherface, quien en su visita por tierras españolas al filo de la medianoche se ha dejado acompañar por nada menos que Riddick (de cuyo tercera entrega se ha proyectado el tal vez demasiado revelador tráiler -en castellano-).
Que una cinta como 'Texas Chainsaw 3D' carezca de distribución en España es sorprendente, no tanto por su -cuestionable- calidad como por el concepto mismo que sustenta todo el proyecto, la taquilla. Esta secuela directa del filme original es un proyecto 100% comercial, un derivado del -excelente- remake producido por la Platinum Dunes de Michael Bay en donde lo más emocionante, se pueden imaginar, es estar al tanto de si se les escapa un pezón a Alexandra Daddario o Tania Raymonde.
Este producto, por desgracia, es el ejemplo perfecto de un film echado a perder por culpa de sus ansias industriales, de cómo unas exigencias comerciales pueden sumir en el miedo a una producción que, en suma, se muestra excesivamente timorata, desperdiciando así tanto su potencial como a su icono en favor una propuesta superficial, conformista e irrelevante.Ante el potencial de la propuesta, que lo hay, se hace previsible la oración, y en manos de alguien como Rob Zombie podría haber salido algo realmente interesante. O en las de Marcus Nispel, director del remake de 2003 y del de 2009 de 'Viernes 13'. O en las de cualquier director amante del género que se les pueda venir a la cabeza, cualquiera de esos cuyos nombres son desconocidos entre el público de los multicines pero que, en territorio comanche, son recibidos como auténticos gurús (por ejemplo el Adam Green de 'Hatchet').
Sin embargo el proyecto ha caído en manos de John Luessenhop, no más que un profesional que se limita a hacer su trabajo de forma correcta (aunque sin depender del 3D... gracias), que viene por sí mismo a decir mucho (o poco) en favor de las ambiciones de un proyecto corriente, de relleno, alimenticio, y que vive de la belleza de los cachos de carne que la protagonizan (¡entre ellos el hijo de Clint Eastwood!). Eso sí, en su favor no me morderé la lengua en señalar que contiene un final muy valiente... para los cánones del cine comercial, si bien su potencial, una vez más, queda diluido ante el miedo de ofender a una audiencia, dicen, ávida sólo de palomitas.
Sus responsables sin duda deberían de haber aprendido de Sam Raimi, quien vio claro el camino a seguir cuando apadrinó el remake de su propio 'Evil Dead'. Ni Raimi ni el que fuera su director, Federico Alvarez, son tontos y acertaron de pleno al tratar (y lograr) posicionar a esta reciente joya en un punto intermedio entre el respeto y la valentía, entre el pasado y el futuro. El mismo punto en el que se sitúa 'Wither', que bebe directamente del mismo clásico de 1981 y, vaya por delante, una de las proyecciones más satisfactorias de este primer Nocturna, en donde el feedback con un público cada vez más entregado ha sido notorio.
Esta producción sueca remite claramente, sin miramientos -no hay más que verle la camisa al prota-, al que sin duda es uno de los filmes más imprescindibles (e influyentes) del cine fantástico moderno. Sin embargo Sonny Laguna y Tommy Wiklund, sus responsables, demuestran la suficiente inteligencia y habilidad como para hacer de "esta versión" su película, como para que su referente se convierta en una inspiración y no en una losa. Una cinta que se toma lo suficientemente en serio como para ser efectiva, al tiempo que se toma suficientemente a broma como para no caer en el ridículo. Un delicado equilibrio del que sale, con justicia, una experiencia que suple el miedo a base de sangre, sumamente distraída y que no debería de faltar en cualquier festival de género que se precie en donde, sin duda, y a los hechos me refiero, la unión hace la fuerza... que productos tan solventes como 'Wither' estimulan.
Y de un filme hábil para con sus referentes a otro que no lo es, ni de casualidad, 'Tulpa', un filme con el que un servidor ya tuvo la desgracia de lidiar en Sitges. La desgracia del aquel entonces o la fortuna del ahora, en donde he tenido la oportunidad de convalidar su proyección para cumplir con la cervecita de rigor en La Sureña. Intento ser un hombre de costumbres: mi cerveza, mi butaca. Porque si un giallo ya puede ser algo malo de por sí, imagínense cuan peor puede ser uno que encima, y además, es malo. Pues eso, un filme para enterrar allí donde ningún humano pueda alcanzar... y del que no hay que perdonar cada ocasión que se presente, como esta, para advertir sobre su malévola condición.
En comparación 'Forgotten', al menos, sí se le puede permitir ver la luz, aunque en última estancia su discurso acabe siendo tan pobre como tedioso. Si Nicholas Sparks escribiese thrillers de suspense, se podría decir que este perfectamente podría ser un thriller de suspense a lo Nicholas Sparks, un relato efectista al gusto del consumidor más holgazán y perezoso, tan sobrecargado de giros en su tramo final que lo rebuscado de su argumento termina por sumirla en el ridículo de sobremesa, aquel con el que es difícil no soltar una involuntaria carcajada ocasional. Hollywood puede ser muy malo, pero aún más malo puede ser cuando cualquier otra cinematografía, en este caso la alemana, intenta hacer una película "a lo Hollywood".
Porque la personalidad es un punto a favor, siempre, especialmente a falta de otros valores que hagan de tu propuesta algo digno de señalar. Y personalidad, una cuanta, es sobre todo la que tiene 'Charm', producción norteamericana de corte claramente independiente que, a diferencia del filme con el que hemos abierto esta crónica, si pretende algo más que entretener. Y lo consigue aún a pesar de su irregularidad, la misma que amenaza continuamente con sumir su visionado en ese absurdo que nunca llega por cuanto, su don, su gracia, su potencial, es sobrevivir en torno a esa fina y delgada línea que separa el bien del mal.
Un filme bastante ácido, bastante salvaje, bastante gamberro... bastante divertido, sobre un desquiciado asesino en serie que vive en un Nueva York en donde, a la manera de Woody Allen, da rienda suelta a sus neuras contra todo aquel que pille a su paso. Sorprendente, no, pero si muy estimulante. Nada mejor para acabar el día con una (malévola) sonrisa.
To be continued...
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Good work, tiu!
Toma buena nota... especialmente para ver "en familia", ya sabes. Y lo de la birra es que, en verdad, es multiusos.