Nápoles en la Berlinale: El escenario de una juventud en guerra
Dos títulos nos llegan este año a la Berlinale sobre la mafia napolitana. En ambos, los jóvenes en el centro del relato, en un juego de supervivencia que premia con dinero y poder, y que les atrapa, cual peces en paranzas, en un sistema corrupto y con un futuro de difícil resolución.
En la competición de este año, 'La paranza dei bambini', aka 'Pirañas', de Claudio Giovannesi, ha tenido en este sexto día de festival su estreno mundial, con la presencia del director acompañado del numeroso reparto de jóvenes actores. Presente también ha estado Roberto Saviano, autor de 'Gomorra' (2008), napolitano, experto en la Camorra y co escritor del guión, que se adapta de su novela homónima. La película nos relata cómo un grupo de adolescentes sin nada que perder se ven interesados en colaborar con la mafia: cuando el trabajo escasea y la pobreza amenaza con cerrarles la puerta de la diversión, Nicola no duda en aprovechar la oportunidad para escalar socialmente y buscar un futuro mejor para él, para sus amigos y para todo el barrio, aunque eso implique firmar un pacto con el diablo.
Retratándonos una ciudad de Nápoles con muchas caras, la belleza de la película radica, a mi parecer, en la elección de los personajes (todos ellos interpretados por actores no profesionales de la localidad) que se encargan de aportar, con una muy buena dirección detrás, y en las medidas justas, dosis de ingenuidad, valentía, vulnerabilidad, impetuosidad e imprevisibilidad, como no podría ser de otra forma en los adolescentes, en medio del ruido y de la confusión de un mundo de adultos en guerra. Dureza y sensibilidad se mezclan en este drama, que nace, al fin y al cabo, del aburrimiento y la falta de opciones para las jóvenes generaciones.
Y con un tono totalmente distinto, pero ofreciéndonos una perspectiva sobre el tema complementaria, se presenta 'Selfie', en sección Panorama y en formato documental. Agostino Ferrente se aproxima a los sucesos que tuvieron lugar en 2015, en el distrito de Traiano, cuando un joven de 16 años fue asesinado por el disparo de un policía que lo confundió con un criminal. Con la intención de mostrarnos el contexto de esta historia, el director contacta con sus amigos, les da teléfonos móviles y micrófonos, y ellos mismos, de forma colaborativa, se encargan de documentar su vida cotidiana en el barrio a través de las grabaciones.
Rodada en su totalidad en formato de selfie (es decir con la cámara de móvil y siempre con la presencia de la persona que sostiene el teléfono en primer plano), con un resultado a ratos banal, a ratos immersivo, esta propuesta de Ferrente es sin duda original en el acercamiento a los personajes, logrando realismo, proximidad y conexión con las vidas de esos jóvenes. Su día a día, claramente marcado por el entorno, se sucede en imágenes de ellos conduciendo en scooter, yendo a la playa, cocinando y comiendo, con los amigos o hasta en el baño; la exposición de su cotidianeidad, de su amistad y de sus opiniones frente a la pantalla se desvela con inocencia, cierta simpatía, y, de nuevo, con ingenuidad. De trasfondo: la pobreza, la falta de trabajo y de objetivos, e incluso el miedo complementan este trabajo con el toque dramático de una ciudad donde muchos se forjan, todavía, entre tragedias y balas perdidas.
por Aina Riu
@ganiveta_online
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