El documental del director Aliaksei Paluyan, proyectado en la sección Berlinale Special, nos ofrece un punto de vista muy personal sobre la Bielorrusia actual y la lucha pacífica por la libertad y el derecho a la democracia. Tomando como testigos a los actores de un grupo de teatro underground en Minsk, accedemos a entrever el día a día de una población sin cambios en el gobierno durante los últimos 26 años.

Las imágenes capturadas por Paluyan documentan las elecciones del pasado verano de 2020, y aunque tengan como claros protagonistas a los miembros de las artes escénicas, nos dejan entrever las consecuencias a gran escala de la censura y los arrestos en una nación al borde de la guerra civil, con un gobierno en forma de república, a menudo tachado de autoritario (cuando no de dictatorial), y donde las listas negras y las listas de desaparecidos forman parte de la realidad de sus habitantes.

De nuevo se trata de un debate actual y necesario, en este caso sobre las libertades de la población bielorrusa, después de que hace tan sólo unas semanas los medios se hicieran eco del arresto de Roman Protasevich, opositor del régimen de Alexander Lukashenko. Viajaba como pasajero en un avión de Ryanair que fue interceptado al sobrevolar el espacio aéreo de Bielorrusia y forzado a aterrizar en la capital.

Con la atención de la prensa internacional hacia este país que, en 1994, se declaró independiente tras la disolución de la Unión Soviética; un país donde las obras de teatro hablan sobre gente siendo asesinada, el documental de Aliaksei Paluyan es un testimonio que se suma a las protestas por la libertad de expresión y el largo tiempo ansiado cambio de gobierno, y que recuerda que la democracia y la libertad son valores por los que hay que luchar.

por Aina Riu
@aina_rv

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