'Vivir el momento' - Una cuestión de tiempo
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De haberse estrenado hace dos meses no hubiera podido hacerlo, pero ahora me es imposible no pensar en 'Los años nuevos' al pensar en 'Vivir el momento'. Ambas se desarrollan a partir de un concepto muy parecido de una manera bastante distinta; no ya sólo por las consabidas diferencias culturales o de formato, dado que la primera se trata de una serie y la segunda de una película. La idea, en cualquier caso, es la misma: narrar la relación de una pareja a lo largo de diez años. El amor y su evolución, a través del tiempo y de la vida.
En el caso de 'Vivir el momento' como si fuera una película de Christopher Nolan, de manera no lineal y con constantes saltos temporales. Como si lo estuviéramos rememorando en nuestras cabezas. Como si fuera un cúmulo desordenado de recuerdos que nos van asaltando a trompicones, fuera de la lógica lineal. Momentos fugaces pero imborrables, tanto pequeños como no tan pequeños que definen a una pareja, a su relación, y a ellos mismos como personas y amantes, como confidentes y compañeros de viaje y de vida.
No deja de ser un melodrama romántico de corte bastante clásico en el que chico conoce a chica, chico y chica se enamoran, chico y chica atraviesan sus altibajos y se enfrentan a algunas dificultades... y al final de la ficción que engloba su existencia fílmica pasa o no pasa lo que pasa o no pasa. 'Vivir el momento' no deja de ser un melodrama romántico... vitalista y desordenado, lleno de dulzor y amargura que está narrado de manera ágil y dinámica, delicada y distinguida por un cineasta con tacto y buen gusto cromático y emocional.
Un melodrama romántico de corte bastante clásico amable y medido, emotivo y bienintencionado pero no empalagoso, ni mucho menos torticero muy efectivo y entrañable que cuenta además con la complicidad y el saber estar de dos intérpretes tan solventes y de buen ver como Andrew Garfield y Florence Pugh. Puede que a diferencia de 'Los años nuevos' no sea capaz de derribar el muro entre ficción y realidad. Puede que porque prefiera apostar por el encanto perpetuo, cálido, confortable, inalienable y dócil del "fanservice" idealista.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
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