Una joven pareja se plantea la compra de su primer hogar. Para ello visitan una inmobiliaria donde los recibe un extraño agente de ventas que les acompañará a un nuevo, misterioso y peculiar complejo residencial suburbano llamado Yonder para mostrarles una vivienda unifamiliar. Allí quedarán atrapados, sin saber ni entender cómo, en un espacio infinito de casas idénticas donde no parece habitar nadie más... en lo que se presenta como una evidente alegoría de la sociedad capitalista, el estado del bienestar y la vida moderna.

'Vivarium' es un buen capítulo de 'The Twilight Zone'. O de 'La dimensión desconocida', o de 'En los límites de la realidad'. Como prefieran llamarla. Es un buen capítulo, podría ser un buen capítulo de 45 minutos aunque como película de hora y media pierda fuerza y acabe sin fuelle. Especialmente, por culpa de una historia basada en la repetición y la reiteración, en una espiral hacia ninguna parte incapaz de evolucionar y/o transmutar como por ejemplo el 'Forever' de Amazon en cada uno de sus ocho deliciosos capítulos.

También, porque su prólogo da demasiadas pistas de hacia donde va este relato subdesarrollado con ecos a las películas de ciencia ficción de los años 70 y el cine del sueco Roy Andersson. Lo que no quita para que esta "urbanización de los malditos" sea bastante apreciable, tanto por su sentido de la composición, el color y la simetría como por una sencilla narrativa existencialista y kafkiana que a falta de medios para grandes florituras, se apoya conveniente y fehacientemente en la pareja formada por los solventes Imogen Poots y Jesse Eisenberg.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex