Una dramedia sobre el amor, el compromiso y el matrimonio. O algo así.

Se entiende el por qué 'Forever' se ha producido de aquella manera, medio en secreto, y además se ha promocionado de manera tan... sucinta. Porque aunque es una serie fascinante no se puede decir exactamente por qué. O de lo contrario ya no sería lo mismo, pues se trata de una de esas "rarezas mutantes" que es mucho mejor descubrir por uno mismo.

Intrigado, uno se pone a ver el primer episodio sin saber muy bien qué esperar... y así del tirón hasta el último, que tan sólo son ocho de unos 30 minutos de duración cada uno. Engancha y estimula a partes iguales. Por lo sorprendente que es; por la sensibilidad tan especial que tiene; y por su capacidad para evolucionar y mutar de un episodio a otro.

Como no conviene decir demasiado para no arruinar la experiencia, tan sólo apuntar que recuerda a una serie tan particular como 'The Leftovers'. Pero en ligero y sin arrogancia, por decirlo de alguna manera. Porque es un extraño híbrido que no llega a ser ni una comedia ni un drama, pero acierta en ambos cuando se lo propone; porque triunfa gracias a esos pequeños detalles que definen la vida, y de los que por otro lado tampoco abusa; y porque resulta imprevisible, dado que aprovecha su corta duración para incluir en todos los episodios algún tipo de giro que cambia por completo el compás.

Está como en un punto intermedio entre 'The Leftovers' y 'The Good Place', siendo recomendable para quién le guste la espeleología televisiva. Porque 'Forever' es una serie que no encaja fácilmente en un molde, siendo tan extraña como auténtica, tan absurda como reflexiva, tan fantástica como terrenal que aunque pudiéramos hablar abiertamente de ella...

... tampoco sabríamos qué decir. Salvo recomendarla, claro.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex