Vincent es un tipo anodino que de pronto, y sin venir a cuento ni mediar provocación, empieza a ser atacado violentamente por diferentes personas: compañeros de trabajo, vecinos, transeúntes casuales... cualquiera puede ser un agresor potencial, sin que parezca haber una explicación racional a este extraño y (para él) peligroso suceso.

Este es el argumento de 'Vincent debe morir', película que no puedo dejar de pensar que se trata como una suerte de episodio alargado de una serie como 'El colapso', por aquello de que ambas son francesas. O en que podría haber funcionado (y muy bien) como serie, con cada capítulo explorando su punto de partida de una forma diferente.

Es lo que tiene una premisa tan sugerente y que admite tantas posibilidades distintas: que por la que se ha apostado no tiene por qué ser la más potente, ni la más atrayente, ni tampoco la que más la aproveche o resulte más impactante. O que sea una capaz de sustentar un largometraje de más de 100 minutos sin desfallecer en el intento.

Y es que por más que se trate de una propuesta muy sólida que siempre resulta interesante e intrigante, y por más que maneje ideas muy interesantes, 'Vincent debe morir' está lastrada por la sensación de que a pesar de todo, y al igual que su protagonista, va dando tumbos sin llegar a explotar ni tampoco saber hacia dónde va o quiere ir.

Si es que van o quieren ir (de la mano) a alguna parte.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex