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'Turistas (Sightseers)' - Mixto

Vía El Séptimo Arte por 06 de junio de 2013
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Ben Wheatley no sólo es inglés, además es un realizador un tanto particular que quiere demostrar, a cada nueva película, que es un realizador un tanto particular. Y como a todos los realizadores que en algún sentido son dignos de ser considerados como particulares, merece la pena conocer su nombre, ya sea como una recomendación a seguir o como una advertencia a evitar. Porque si por algo destacan los realizadores con habilidad, intenciones y ganas de (sobre)vivir es porque su trabajo no causa indiferencia, siendo tan digno de mención como para que tras su presencia en un festival como el de Sitges su recuerdo, sin necesidad de recurrir a los apuntes, perdure con el paso del tiempo que tanta morralla ha dejado atrás. Por eso mismo merece la pena apuntar sus nombres. Y 'Sightseers' no sólo no es la excepción, sino que además es su mejor película hasta la fecha.

Poco a poco les están llegando, a los que han sabido ser pacientes, algunas de las pequeñas joyas que se pudieron ver en Sitges el pasado mes de octubre. Una de ellas, posiblemente además una de las más reconocibles (y rememoradas), es esta -deliciosamente- inclasificable cinta británica -claramente británica- que en su estreno español conocemos como 'Turistas', la cual sigue las idílicas vacaciones por la campiña británica de una corriente y moliente pareja, de apariencia "aburrida" y cercana a la cuarentena de edad. Con la roulotte a cuestas, los dos enamorados, que se conocen desde apenas unas semanas, irán descubriendo a través de un macabro juego de espejos -y nosotros con ellos- que su media naranja, quizás, no era tal y como se la habían imaginado en un principio. Las apariencias engañan, desde luego.

A partir de ahí, aunque sea mejor no revelar nada más que no sugiera ya su cartel, no es tanto lo que se cuenta como la manera en que se cuenta, desde el principio hasta ese tiro de gracia final indispensable para anunciar la retirada con una macabra sonrisa de gozo en el espectador cómplice. La pregunta que cabe preguntarse es si ante nosotros está el incisivo Wheatley de 'Down Terrace' o el endeble y plúmbeo de 'Kill List'. Ni una cosa ni la otra, sino una combinación de ambas, en lo que se descubre como una versión brit de la mítica pareja Bonny & Clyde, bañada por un humor cuya absurdidad relativa -pues no hay puntada sin hilo-, solo es comparable a su negrura. El camino de vuelta de estos tortolitos a un lugar que puedan llamar casa va a estar marcado, en vez de por migajas de pan, por los cadáveres que van a ir dejando a su paso.

La justificación a tanto crimen está tan pasada de vueltas que a uno le resulta casi imposible contener la risa. Del hecho de no dar crédito a lo que está pasando, y de la feliz frialdad con la que se narran las atrocidades de estos simpáticos -se admite- perturbados mentales, surge la surrealista y enfermiza comicidad de la que, con toda justicia, puede ser considerada como una de las mejores comedias -inglesas- de la temporada. Y lo mejor de todo es que Wheatley, como quien no quiere, consigue que todo resulte tan cotidiano como el aire que respiramos en la vida misma; y lo que es aún más peliagudo, que incluso veamos reflejado nuestro propio lado oscuro a través de la simpatía que este nos despierta... porque, simplemente, nos gusta. Las apariencias engañan. Desde luego. Procuren no olvidar mirar con el ceño fruncido, especialmente, si están delante de un espejo...

 

Nota: 6,75 (de media)

Por Juan Pairet Iglesias & Víctor Esquirol Molinas

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