La directora Gracia Querejeta regresa a la gran pantalla con este drama avalado por su triunfo en el pasado Festival de Málaga, donde se alzó con la Biznaga de Plata a la mejor película, un galardón que no obstante, y como cualquier otro, tampoco tiene por qué significar ni mucho ni poco, tan sólo lo justo y necesario. En este caso, que estamos ante un filme bien planteado y construido... sobre el papel, si bien una vez sobre la pantalla acusa una falta alarmante de naturalidad, algo que lastra en gran medida el impacto de una producción que, ya nos resulte más o menos simpática (gracias y/o por culpa de Arón Piper), parece condenada a perderse entre la maraña formada por aquellos títulos que son correctos... sin más.Gracia Querejeta ya ha demostrado en anteriores ocasiones su eficacia como realizadora y guionista, sirva de ejemplo el que hasta ahora era su último trabajo, 'Siete mesas de billar francés'. Y no cabe duda de que '15 años y un día' es un filme igualmente eficaz, capaz de aprobar un examen teórico sobre la materia en la que se inmiscuye, el drama bienintencionado de suaves maneras. Pero eso es en la teoría, y como decía Homer Simpson en la teoría "funciona hasta el comunismo". Aunque el filme funciona "en teoría" hay dos cosas que hacen que, "en la práctica", no termine de cuajar por encima de lo agradablemente correcto: su conservadurismo formal, por un lado, y la amabilidad de su retrato, por el otro. Ambos, unidos en una sola, proyectan una imagen de superficialidad difícil de matizar.
En general se trata de una producción intachable, compensada y más que solvente que se sabe lo que se hace, que sabe de dónde viene y a dónde quiere ir. Y en general viene a cumplir con sus propias intenciones siendo, en verdad, una producción suficientemente degustable como para darla por buena. Entonces, ¿dónde está el problema? Pues que se trata de un filme, para entendernos, un tanto acartonado que, en última estancia, carece de matices. Todo parece tan calculado que en igual medida se siente la falta de emoción, sin desprender apenas la naturalidad requerida ni en el desarrollo de su argumento ni en la interpretación de sus distintos actores, una sensación que se ve realzada a través de la caligrafía narrativa de Querejeta, tan contenida como académica, tan discreta... como simplemente correcta.
'15 años y un día' carece de "garra". En parte es debido a la timidez de su propuesta, algo achacable a la propia mano que mece la cuna, Querejeta, que en su empeño por no caer en los excesos sume a su propia narrativa en la discreción de la impersonalidad. Más allá del caprichoso giro argumental de su segunda mitad, el cual le hace un flaco (y aburrido) favor al conjunto (por cuanto se deriva de él), la cinta hubiera funcionado mejor de haberse dejado llevar con (buen) humor, pues los mejores apuntes surgen precisamente de ese roce cariñoso que hay entre el joven Piper -lo más destacable- y el mundo. Sin embargo Querejeta apuesta por el drama, con premeditación y cierta alevosía, si bien lo hace con tanta tibieza que resulta, básicamente, un filme poco molesto lo que, siendo un drama con clara vocación emocional, se puede considerar como un problema de por sí.
Nota:
6
Por Juan Pairet Iglesias
Por desgracia, fácilmente olvidable, transmite pocas emociones, aunque su visionado es más que agradable.
Un 6
Un 6.5
No entiendo que nadie pensara que tenía posibilidades mandándola a los Óscars.