'The Equalizer 3' - Él es la justicia
Peor que la primera aunque mejor que la segunda. 'The Equalizer 3' pone punto y final de manera más o menos discreta, más o menos satisfactoria a este capricho de Denzel Washington coherente consigo mismo que le ha permitido hacer de Charles Bronson. O de alguien parecido. Ni está de más ni está de menos. Una película para pasar el rato que aunque no sea nada del otro se preocupa por salvaguardar una digna compostura en todo momento.
Y lo consigue, mayormente. En gran medida por el citado Denzel Washington, cuya presencia se basta y se sobra para sostener dignamente cualquier cosa; como por ejemplo, este clásico relato del héroe que mata violentamente por una buena causa que no sorprende, pero que sin embargo nos mantiene a la expectativa en todo momento. Algo que logra, lo dicho, manteniendo en todo momento una apariencia de inmaculada dignidad y solvencia.
Ahora bien, y a pesar de algunos detalles del guión de Richard Wenk que aportan algo de glamour, no deja de ser otra más. Antoine Fuqua es un director consolidado y eficiente que sin embargo rueda por inercia y rutina. Y 'The Equalizer 3' cumple como lo hacen y en la misma medida que la mayoría de sus películas. Es como una marido que sale de fiesta a coquetear pero que, a la hora de la verdad, vuelve a casa sin haber intentado hacer nada.
Pero porque en realidad nunca tuvo la intención de haber hecho algo. 'The Equalizer 3' es ese flirteo inocente que aunque sepas que no va hacia ningún lado te ameniza la noche. Siempre es un placer ver a Denzel Washington aunque, como aquí, actúe en modo automático. Todo lo demás no importa mucho, pero sirve al menos para dotarle de algo de solera a este entretenimiento poco ambicioso pero no por ello menos digno. Y fin, de vuelta a casa.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
El tiempo pasa para todos, y para Denzel Washington se está acercando a una edad en la que podría considerarse un retiro feliz si lo quisiera, aunque al menos le seguiremos viendo en el futuro en la secuela de 'Gladiator'. Lo que venga después, solo lo sabrá él. Así que va siendo tiempo de cerrar historias inacabadas como es el caso de Robert McCall, a quien dio vida por primera vez en 2014 con 'The Equalizer: El protector' y ahora le toca bailar un último baile con aquellos quienes se entorpecen en el camino de su búsqueda de paz.
Acompañado a Washington se encuentra Dakota Fanning, actriz no escogida por casualidad ya que ambos coincidieron hace casi 20 años en una de las mejores cintas de las carreras de ambos como es 'El fuego de la venganza', del fallecido Tony Scott, donde él tenía que proteger a ella. Ahora no tiene que protegerla, ya sería demasiado cantoso, aunque sí será una de sus aliados en su guerra contra la camorra italiana que está atemorizando a la gente de la costa Almafitana, situada en el sur de Italia.
Cuando un filme lleva el nombre de Denzel Washington es muy difícil que sea un producto de baja calidad y esta no es la excepción; por otro lado, sí se siente que estamos ante un largometraje en el que no descartaría que se hayan eliminado escenas del montaje definitivo ya que su tramo inicial se siente fuera de contexto respecto al resto de la narración y el tramo final se siente que llega demasiado deprisa, sin cocerlo demasiado en el fuego. Además, estos villanos de la camorra desde luego que no dan la sensación de que sean amenazas muy serias para McCall, si bien algo de aprietos les termina poniendo.
La cinta termina siendo resultona porque Denzel Washington siempre cumple, la trama está bien pensada -aún con sus fallos y agujeros de guion-, no se amilana en mostrar sangre y no podían faltar las secuencias donde McCall saca su lado fiero marca de la casa, aparte de volver a ver juntos a Washington y a Fanning. Un combo que, en esta ocasión, no termina de convencer del todo sobre todo por parte de ella debido a que no terminan de sacarle todo el jugo que podrían a su personaje como miembro de la CIA. Es una pena que en un filme que se vende como la última entrega termine en un resultado solamente aceptable y no abarquen más y mejor para despedirnos de este personaje en un sitio más alto del que está en realidad.
Este último acto, eso sí, se valora como una obra digna de formar parte de la trilogía y es mejor dejarlo ahora con un broche final decente antes que hacer más y arrastrarse por el fango, cosa que una leyenda viva de la actuación como Denzel Washington no se merece.
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