'Tár' - Embriagada de amor propio
Cate Blanchett es Lydia Tár, y Cate Blanchett es 'Tár'. Una película que narra la historia de la descomposición del sueño de una vida. Una película que define a un personaje a la cabeza de una institución que desvela sus debilidades y propensiones, y en donde dicta unas reglas que ella misma infringe sin darse cuenta. Una película sobre la cambiante dinámica del poder, el ejercicio de la autoridad y su compleja naturaleza tan intensa e hipnótica como lo es su protagonista.
Vivimos en una sociedad, y todos somos en relación a los demás. Somos en relación a la percepción de quienes nos rodean mientras lo que nos rodea moldea nuestra propia percepción del mundo. El conflicto entre democracia, meritocracia y autocracia también está muy presente en esta película sobre la mecánica del ensayo y el proceso en la que el trabajo del director de orquesta es parte esencial de la narración, tanto como lo es la presencia arrolladora de Cate Blanchett.
Y es que Cate Blanchett es Lydia Tár, y Cate Blanchett es 'Tár'. Ya lo he dicho y lo volveré a decir, aunque siga siendo una obviedad. Todd Field le cede todo el terreno a una actriz en estado de gracia, capitana general de un drama "europeo" con vocación de relato de terror alimentado por la incómoda indefensión de una atmósfera cotidiana enrarecida por el día a día. Los acontecimientos se precipitan como se precipita una narrativa que usa la música para despertar y encauzar a la bestia.
El viaje que propone 'Tár' es turbador e intimidante, jugando con la percepción de un mundo donde el bien y el mal están a expensas de lo oportuno o adecuado del momento y la persona, el talento y la oportunidad, el respeto y la ubicuidad. 'Tár' podría ser una especie de contenido y derramado 'Whiplash' sobre el personaje de J.K. Simmons pasado por un filtro germánico y otro femenino. Podría, de no ser por la causalidad propia que le impregna Field a través del personaje de Blanchett.
Y ya saben: Cate Blanchett es Lydia Tár, y Cate Blanchett es 'Tár'.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Le doy un 8.
La obsesión melomaníaca por el detalle de los primeros compases de esta maravilla impacta llegando incluso a desbordar ante la tremenda tormenta de conceptos musicales que se utilizan dentro de la narración a la que nos invita el genial y apabullante personaje de Cate Blanchet.
Esa sensación de genialidad inicial irá dando paso a otra mucho más mundana, terrenal y escalofriante cuando deba afrontar su maquiavélica vida cotidiana. Una genio en lo suyo, sobre el podio, pero menos fuera de él. Un magnífico retrato de las virtudes y debilidades del ser humano que nos hará empatizar con prácticamente todo el elenco excepto, quizá, con Lydia pero de eso se encargará magistralmente Cate y una banda sonora excepcional.
Resumiendo, una delicatessen a lo mejor no para todo el mundo.
P.D.: sólo por haber descubierto a Jacqueline du Pré ha merecido la pena.
Un 9.