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'Strange Darling' - Y que vivan los hijos de puta

Vía El Séptimo Arte por 11 de octubre de 2024
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Veo que muchos recomiendan ver 'Strange Darling' sabiendo lo menos posible de ella. Y aunque sea una buena recomendación que comparto, lo cierto es que en la era de la información, Internet y las redes sociales es algo que deberíamos intentar hacer mucho más a menudo. Entrar en una sala de cine sin saber lo que vas a ver, y dejar que una buena película te sorprenda es algo maravilloso. 

Por otro lado... es también una recomendación peligrosa. Porque cuando nos dicen cosas como "nada es lo que parece""tiene un final sorprendente" o "cuanto menos sepas de ella mejor" también nos previenen y predisponen, siendo que de forma consciente o inconsciente, alertados y en guardia, demasiado a menudo tendemos a querer ser unos listillos e intentar anticiparnos a la jugada. 

Películas como 'Strange Darling' piden a gritos dejarse llevar. Por el bien común. Y es que hay una palabra que la define a la perfección: Una película "juguetona". Si uno entra en su juego y se deja arrastrar, así, sin mayores reticiencias, la disfrutará. De principio a fin. Y además bastante, por no decir mucho. Porque se trata de una película "juguetona", concebida por sus responsables para el disfrute de quien se entregue a tan noble causa.

Un enrevesado thriller romántico y de suspense desarrollado de forma no lineal a lo largo de seis episodios (y un epílogo) que desafía las apariencias e ideas preconcebidas. Un divertimento autoconsciente con aires setenteros, dos protagonistas carismáticos y un vibrante estilo visual en 35 mm, que por cierto es cortesía del actor Giovanni Ribisi, en su debut como director de fotografía, que no se toma (ni hay que tomarse) demasiado en serio. Porque no.

Y porque sí, así es el cine. Y 'Strange Darling' es el tipo de película por el que, ya esté más o menos lograda, muchos amamos el cine. Porque durante X minutos nos distraen, alegran y putean a través de una sucesión de imágenes que muestran, y demuestran ganas, energía y pasión por lograr lo que tal vez logren, lo que tal vez no logren sin por ello perder la ilusión por seguir intentándolo.

Y en casos como el de 'Strange Darling', además, lograrlo en gran medida. En una gran y muy disfrutable medida. Y que vivan los hijos de puta (a ser posible sólo en el cine, por descontado).


Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

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