'Sisu' - Los que estén a favor, gritad muerte
En 'La leyenda del indomable'. Paul Newman interpretó a Luke Jack, un veterano de guerra condenado a dos años de prisión que no está dispuesto a ceder ante nadie, y que tendrá que pagar un alto precio por seguir siendo quien es. En 'Sisu', Jorma Tommila es un veterano de guerra parco en palabras que no está dispuesto a ceder ante un grupo de nazis engreídos, y que, aparentemente, tendrá que pagar un alto precio para conservar el puñado de oro que ha encontrado.
Aparentemente.
El responsable de 'Rare Exports: Un cuento gamberro de Navidad' vuelve con esta 'Sisu', película que no obstante tiene mucho más que ver con la que hizo entre medias de ambas, esa 'Caza mayor' protagonizada por Samuel L. Jackson. Jalmari Helander parece que aprendió la lección, y en 'Sisu' hace mejor todo lo que en aquella no hizo del todo bien, por más que fuera un digno entretenimiento. 'Sisu', además de serlo, también, es la fiesta que no llegó a ser aquella.
'Sisu' se define y explica de forma sencilla y simple, tanto como lo es la propia película: puro cine de explotación en el que "un ejército de un sólo hombre" se enfrentará a cuantos hombres se pongan en su camino, en este caso nazis. Los que sean, da igual; uno a uno seguirán cayendo... de manera más o menos violenta, por supuesto. Todo por un puñado de oro. Y así durante 90 minutos de estilizado y violento pasatiempo concebido a mayor gloria de la evasión festiva.
Helander es muy franco y honesto al respecto: "Los que estén a favor, gritad muerte". 'Sisu' es de ese tipo de cine orgulloso de ser "nada más" que lo que es, un pasatiempo festivo, directo y violento para ver de muy buen rollo con amigos y cervezas. Lisa y llanamente. Cine en cualquier caso bien hecho, elegante y cuidado, muy del gusto de alguien como Quentin Tarantino y que se toma las oportunas molestias para que nosotros nos lo podamos pasar de coña.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Vaya por delante que es una de esas películas en las que hay que dejarse llevar mientras disfrutamos de un show tan improbable como espectacular, la acción bien hilvanada y mejor rodada nos regala una divertida sucesión de escenas brutales y sangrientas a cada cuál más ingeniosa, aderezadas con humor negro y realzadas por sus notables efectos especiales que harán las delicias de los espectadores más insensibles.
Si a todo ello le sumamos un protagonista carismático e inmortal tan parco en palabras como sanguinario, al cual encarna a la perfección Tommila, y lo paseamos por unos páramos desolados aunque perfectamente fotografíados a los que ponemos la adecuada banda sonora logramos el cóctel ideal para que cualquiera disfrute del espectáculo, o al menos yo lo he hecho.