Complicado no pensar en 'Aftersun', aunque a la hora de la verdad se parezca a 'Scrapper' lo mismo que un huevo a una castaña. Pero es complicado no pensar en 'Aftersun'. Una hija y un padre. Allí era un desencuentro; aquí, un encuentro. Pero sigue siendo la historia de una hija y de su padre. Una historia sobre lo importante que es para una niña tener a alguien que la proteja del mundo y le permita seguir siendo una niña.

'Scrapper' es otro drama social de esos tan británicos al que Charlotte Regan, sin embargo, le ha puesto algo de color y de alegría. Complicado no pensar también en 'The Florida Project' y su realismo mágico de tonos pastel. Por ahí van los tiros, como bien queda claro. 'Scrapper' podría ser un duro dramón gris y denso, pero prefiere ser una película ligera y directa. Va a lo que va, de frente, con convicción y de buen rollo.

Elige la vida. Elige una familia. Me viene a la cabeza 'Trainspotting', su tono noventero y su diatriba sobre las decisiones que tomamos. Películas como 'Scrapper' nos reconcilian con el ser humano aunque nos lo pongan demasiado fácil. Porque no deja de ser una película. Bien hecha, resuelta, tan evidente como efectiva. Honesta en sus intenciones, simétrica en sus encuadres. Es lo que vende, y lo que tienes que comprar.

Elige la vida... ¿pero por qué iba a querer hacer algo así? Porque te has sentido atraído por ella, y porque de buen rollo se vive mejor. Dentro de unas semanas te habrás olvidado de 'Scrapper', y dentro de unos meses incluso te costará recordar qué película era. Es enérgica y aplicada, y los intérpretes tienen química. Resulta simpática y amena. Funciona. Pero no deja de ser como un autobús de línea en cuanto te bajas.

De niño te puede ilusionar. De adulto tan sólo te lleva.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex