'Renfield' - Al servicio de su Majestad
Hay críticas que se escriben solas. 'Renfield' ofrece lo que cabe esperar de ella siendo, oh, casualidad, lo que a su vez promete. El tomate que compras cuando vas a comprar tomate. Cine sociofestivo, irreverente y gamberro que podría estar producido por Seth Rogen y Evan Goldberg a través de su Point Grey Pictures, sello que a estas alturas parece claro se encamina hacia un estatus similar al de la Amblin o la Cannon de los 80, cada una a su manera. Ambos están detrás de producciones como 'The Boys'... o 'Invencible', en la que colaboraron, precisamente, con Robert Kirkman.
Kirkman es también conocido como "el creador de 'The Walking Dead'", serie no obstante que se tomaba muy en serio lo que 'Renfield' se toma a cachondeo. Por si la rutilante presencia de un Nicolas Cage pasándoselo en grande no fuera suficiente indicio. La película es una gran broma bañada en sangre que hace lo más difícil casi sin darse cuenta: traer al presente un mito del siglo pasado de forma tan natural y orgánica, que incluso pueda ser abrazada como algo actual por quien siquiera sabe de la existencia de Bram Stoker. La idea es tan buena que parece mentira que nunca antes se le hubiera hincado el diente.
Y es que 'Renfield' explota de forma muy inteligente un personaje muy explotado, más que de sobra para que parezca... sí, una producción fresca y novedosa. Por descontado, su condición de "broma bañada en sangre" al servicio del "cine mainstream" impide que sea algo más de lo que a mucha honra es: un divertimento poco refinado al servicio de la satisfacción más innata y a la vez acomodada del espectador que se sabe cómplice. Es quizá lo peor, no tanto de 'Renfield' como de buena parte de este tipo de películas: la relativa sensación de que no requieren del 100% de cada uno de los implicados.
No es por ser sibaritas, pero como demostró 'Noche de juegos' el cine "de coña" no tiene por qué parecer tan informal. No es que 'Renfield' esté descuidada, pero sí adolece de algunos de los defectos habituales de este tipo de cine, tales como un montaje y una puesta en escena algo toscos que no siempre permiten VER lo que sucede, o un guión que parece una selección de los pósits que han aguantado pinchados en un tablón. No importa a corto plazo, pues la película se disfruta tanto como se esté dispuesto a disfrutarla. Pero sí a largo plazo, de cara a ese recuerdo a través de los años...
... que hará que una buena comedia gamberra protagonizada por Nicholas Hoult no sea más que otra divertida gamberrada con Nicolas Cage. Parece lo mismo, pero no es lo mismo.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Una delicia para los amantes del gore, altamente entretenida y con momentos divertidos.
Aún así, en la línea de lo que dice Wancho, no acaba de dejar una huella o poso notables porque da la sensación de ser más una sucesión de escenas cosidas entre sí que una película con algo de peso o profundidad (que no seriedad, dado que una de sus mayores cualidades es no pecar de querer ponerse seria).
Nota: 6'5
Películas de vampiros se llevan haciendo casi desde el principio desde la existencia del cine, aunque siempre con Drácula o personajes bastante similares sin compartir su nombre como principal antagonista; esta es la primera vez en la que su sirviente es quien lleva el peso de la narración, que yo recuerde, y la toma de contacto ha salido bien parada.
Vaya por delante que no estamos ante una aproximación dramática de lo que supone ser sirviente del príncipe de las tinieblas ni una aproximación seria del personaje de Renfield. Si has visto el tráiler sabrás que el principal objetivo del largometraje es pasar un buen rato. No significa que el guion sea un despiporre y que no haya nada serio durante su poco más de hora y media de duración, mas su cometido básico es el de entretener al público para olvidar los problemas del exterior.
Para ello se sirve de un actor que no necesita presentación como es Nicolas Cage, quien interpreta por segunda vez a un vampiro tras aquel festival de la sobreactuación que fue 'Besos de vampiro', solo que esta vez da vida al vampiro de los vampiros, el mega famoso Drácula, quien es visto como una figura narcisista y egoísta, como si el guion lo hubiese escrito un psicoanalista. Acompañando a Cage tenemos al antes promesa y ya realidad Nicholas Hoult como Renfield y a la secundaria cómica que ha caído en gracia en tierras estadounidenses como es Awkwafina, que cae en esta producción un poco mejor que en 'Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos', donde estaba insoportable como secundaria graciosa que no lo es, aunque sin pasarse.
Si sabes donde te metes, 'Renfield' no será una cinta que menosprecies, pues cuenta con varias virtudes como es su elenco (principalmente Cage y Hoult), un guion que coge el ritmo por los cuernos y no tiene momentos para caer en el aburrimiento y no se corta a la hora de mostrar sangre y desmembramientos tomando por adulto a su público, como debe ser. Es verdad que eso de mostrar a una figura legendaria como Drácula de una forma que roza el menosprecio puede tirar un poco para atrás, especialmente en una época donde muchas veces se ridiculizan personajes míticos en favor de secuelas mediocres o revisiones horripilantes; si bien en este caso, Drácula es mostrado como lo que es: una figura de la que tener mucho miedo.
Cuenta también con la virtud de mostrar a Renfield como un héroe y sacarle un potencial no mostrado hasta ahora. Tener a un intérprete como Nicholas Hoult lo hace más fácil, aunque el guion firmado por Robert Kirkman y Ryan Ridley es el ingrediente clave. Un guion donde hay espacio para el drama, la comedia y las sorpresas sin perder de vista que es un filme, como ya he dicho, para entretener. No para extraer lecciones ni nada parecido. Sabe a lo que juega y así se muestra.
Dentro de este año 2023 no diría que es de las mejores propuestas mostradas; sin embargo, dentro de un top de 'lo peor de 2023' no estaría en ese ranking ni muchísimo menos. Seguro que las hay peores que este filme dirigido por Chris McKay. El largometraje que nos ocupa pasa sobradamente la prueba del algodón y se queda como una propuesta llamativa para cuando apetezca ver nada profundo ni reflexivo.
6