Con esta 'Noche de juegos' la pareja formada por John Francis Daley y Jonathan Goldstein corroboran la buenas vibraciones que nos dejaron en 2015 con aquellas 'Vacaciones' a bordo de un Prancer, a la vez que despejan cualquier posible duda sobre el por qué Warner Bros. se ha fijado en ellos para reanimar el universo DC (con la ayuda de Flash).

Dos opciones, como con casi todas estas comedias Made in USA -con o sin Jason Bateman- que vienen a ser lo mismo, aunque no tengan por qué serlo sin dejar de serlo (por pura definición): O sobrevalorar o menospreciar. O sobrevalorarla por ser una película además de una comedia, o menospreciarla por no dejar de ser "otra comedia norteamericana más".

Sí pero no, y de la misma manera que si fuéramos honestos, del todo, lo podríamos decir de prácticamente todas, hasta de Marvel. 'Noche de juegos' no deja de ser "otra comedia norteamericana más" si nos ponemos así, pero al mismo tiempo, no deja de ser una buena comedia norteamericana que sin duda gustará a los que les gusta que les guste.

Y un servidor, que ya disfrutó con 'Vacaciones', vuelve aquí a disfrutar de esta comedia que hace honor a su género, el de la comedia. Una comedia que proporciona lo que cabe exigir, 90 minutos de una sanísima diversión que a diferencia de lo que ocurre con buena parte de las comedias, y no sólo las norteamericanas, también se sostiene como película.

'Noche de juegos' es el 'The Game' de la comedia posmoderna, tal como suena y con una elegancia audiovisual equiparable, desde la barrera, a la de David Fincher. Y si 'The Game' no deja de ser un thriller "con truco", 'Noche de juegos' no deja de ser un truco "con gracia" que al igual que aquella, convierte al espectador en compañero de juego.

Plenamente consciente de que sus referentes son los referentes del espectador, y plenamente consciente de su condición de "happy hour" como para convertir ambas cosas en su punto (más) fuerte. De forma ágil, y muy estilizada; de forma elegante, y narrativamente atractiva; y de forma que la gracia realce a la película en vez de ahogarla.

Lo suficiente como para sobrevalorar lo justo, como para que no resulte extraño ver a Cliff Martinez como compositor de la BSO. Una divertida, por momentos muy divertida comedia que además de cumplir como chiste y servir de excusa para reivindicar 'The Game', dignifica un género que no siempre se presenta a la vera del genio de un David Fincher.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex