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'Pearl' - Al mal tiempo buena cara...

Vía El Séptimo Arte por 17 de junio de 2023
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'Pearl' es una precuela de 'X'. Una colorista y macabra precuela rodada -en secreto- a la par que aquella que no obstante se gana la existencia por méritos propios, siendo, incluso, dentro de sus respectivas apuestas, una producción aún más redonda y satisfactoria que aquella. Una película que además se vale por sí misma y que se puede ver de manera independiente, aunque, por descontado, quien haya visto 'X' y aún se acuerde de ella estará en disposición de gozar de una experiencia más completa y estimulante.

Pocas veces la construcción de una villana fue tan... emotiva. Ti West y Mia Goth nos regalan una joya plagada de guiños y referencias -sutiles y no tan sutiles- que además de enriquecer a su antecesora, eleva al olimpo a un personaje del que nos obliga a ser cómplices: una Dorothy frustrada por no haber logrado viajar "más allá del maldito arco iris". Un tipo de personaje que, como la mayoría de los que vemos en los slasher, parecía condenado a estar definida con una sola frase de cinco palabras: la Señora Voorhees de 'X'.

Si 'X' era una película "de explotación" que exploraba con sorna la llegada del nuevo cine independiente de los 70 y su libertinaje, 'Pearl' también se adapta "a su época" y refleja el estilo de la era dorada del cine clásico, mezclando el tono del melodrama de Douglas Sirk con el Technicolor de Mary Popins, en una especia de perversa película infantil. Una especie de astracanada maliciosa que termina además con uno de los mayores órdagos audiovisuales que ha dado el cine moderno: quedarse y aguantar la mirada.

Quedarse hasta el final de los títulos de crédito y aguantarle la mirada a Mia Goth, cuyo entusiasmo y entrega nutren uno de esos personajes nacidos para hacer historia, ser un icono y definir una carrera. Una obra de culto instantánea. Una golosina perversamente divertida impulsada con tanta sencillez como intencionalidad por el exquisito empleo del Technicolor y de las texturas cinematográficas, así como por la dulce inocencia con la que acuna la maldad de una villana cuya mirada y sonrisa nos acompañarán de por vida.


Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

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