'No respires 2' - El regreso del hombre ciego
Cinco años después vuelve "el hombre ciego" al que da vida Stephen Lang, para muchos el que fuera y siempre será el villano de 'Avatar'. La inevitable secuela de toda cinta de éxito, y la inevitable secuela que reincide en el leitmotiv de una primera parte cuyas bondades, por descontado, y por supuesto, intenta replicar. Algo que en parte, y sólo en parte logra si bien el resultado acabe no siendo tan redondo ni tan satisfactorio como el de aquella cinta de 2016.
Es por otro lado... normal. 'No respires 2' no deja de ser la clásica secuela reincidente con el 2 detrás que pierde frescura y el efecto sorpresa respecto a su primera entrega, y en la que al igual que por ejemplo en la de 'Un lugar tranquilo', se sacrifica buena parte del suspense en favor de un terror más efectista. Vista con buenos ojos sigue siendo una producción efectiva y concisa, sobre todo ágil y en donde no hay apenas tiempo para llorar a los muertos.
Aquí es donde quizá más se vea en inferioridad esta secuela, en el poco calado de su intento por insuflar algo de dramatismo. La gira propone en un cambio de roles parecido -que no igual- al del T-800 de 'Terminator' a 'Terminator 2: El juicio final', secuela que tenía algo más que un 2 detrás. James Cameron supo dotar de corazón a una relación paternofilial que en 'No respires 2' parece más una oportuna excusa argumental para que se desate la violencia.
Y así a todo, más o menos, en una secuela resultona aunque irregular que tiene en la herencia, y especialmente en la comparación con dicha herencia su mayor enemigo. De no ser por 'Millennium: Lo que no te mata te hace más fuerte' igual diría que Rodo Sayagues carece del pulso de Fede Álvarez, si bien más creo que es una cuestión de lógica deductiva: La primera había que venderla al mejor postor, mientras que esta segunda es una derivación programada.
Aún así, 'No respires 2' es una película fácil de ver y de disfrutar, y que como suele ocurrir con las secuelas del cine de terror, compensa la falta de novedad con un sentido de la camaradería más lúdico. Más, para los que quieren más. Que no resulte emotiva no está, para nada reñido con el morbo -solo- cinematográfico que genera la violencia desinhibida, ni le resta funcionalidad como una muy digna y satisfactoria única secuela a la sombra de su original.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
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