Decía en su momento, sobre la primera temporada de 'Nasdrovia', que más que una comedia era un thriller de humor a menudo bastante negro. Un cruce sibilino e intencionado entre thriller de suspense y comedia negra con marcado acento ruso y muchas ganas de (sobre)vivir. Y que además de combinar el suspense con el humor y la buena comedia con mafiosos rusos, era una producción cocinada e interpretada a fuego muy vivo que rompía con las expectativas, especialmente, con respecto a lo que viene siendo la comedia televisiva española a emitir en lo que antes era el prime time.

También, que al igual que sucedía con una 'Mira lo que has hecho' (o más recientemente con 'Reyes de la noche'), con la que compartía su elegancia, ritmo y afilado sentido del humor, sus "sólo" seis episodios de 30 minutos hacían que 'Nasdrovia' nos dejase con ganas de mucho más. Por ejemplo de esta 2ª temporada que, de nuevo, podríamos considerar una película "troceada" en seis raciones donde sus responsables han tenido más tiempo para limar sus asperezas, empezando por unos mafiosos que además de parecer muy rusos parecen... personas.

O parecían.

La 2ª temporada de 'Nasdrovia' no es tan redonda como la primera. Bueno, sus tres primeros episodios sí lo son, o incluso más todavía. No tanto los tres últimos, conforme la serie se va acercando a lo que se anuncia de antemano es su final... aunque no lo parezca, o no tuviera por qué serlo. Una nueva temporada que, por razones evidentes, expande su universo más allá del Nasdrovia pero dentro de una misma duración: Seis episodios de media hora que parecen contener más que desplegar una historia a la que no le hubiera venido nada mal (muchos) más minutos de juego.

Al contrario que en su primera entrega, y de igual modo que sucedía en la mencionada 'Reyes de la noche', en esta continuación los hechos no se cuentan, se precipitan, dejando tras de sí la sensación agridulce de que todo podría haber dado mucho más juego. De que a esta especie de voluntarioso 'Fargo' patrio le falta el reposado encanto con el que Noah Hawley envuelve a unos personajes que tienen tiempo para ser, además de para estar. De que todo se desarrolla demasiado rápido, tragando sin masticar y con una historia encajonada entre la espada y la pared.

Para entendernos: como si fueran a hacer ocho episodios y cuando llevasen cuatro les dijeran, sobre la marcha, que sólo había dinero para seis. No es que no resulte en cualquier caso simpática e intrigante, altamente entretenida y ocasionalmente brillante. Es que la resolución de los distintos frentes no parece proceder de un proceso creativo, sino de una imposición ejecutiva. No más de seis episodios que se antojan como una prisión, habida cuenta del potencial desarrollado en unos primeros compases que no se ve refrendado por una resolución igual de brillante.

O de contundente.

Si su primera temporada podría ser una película extendida a serie, la segunda temporada de 'Nasdrovia' podría ser una serie recortada a película. Una ácida caricatura donde a pesar de que la mayoría de sus enredos acaban frente al cañón de una pistola, seguimos sin perder la sonrisa o la preocupación por lo que pueda pasar. Tampoco, ni mucho menos, las notables maneras de una serie de Movistar(Plus)+. Pero a esta segunda temporada, más cercana a 'Fargo' que a 'El gran Lebowski', le falla la manera poco enérgica en la que resuelve el destino de sus personajes.

Una segunda temporada que adquiere un cariz algo más dramático y en donde la ruptura de la cuarta pared por parte de Leonor Watling tiene tanto un recurso como de obligación. Y lo mismo se puede decir de todo lo demás, incluyendo una plantilla de secundarios con más desarrollo que recorrido. De ahí la sensación de agridulce victoria: la de un partido que parecía que se iba a ganar por goleada pero en el que hemos acabado pidiendo la hora. La de una segunda (y última) temporada que nos ofrece tanto como tanto es lo que le queda por ofrecernos.

Por Juan Pairet
@Wanchopex