¿Qué es la maternidad?

Una pregunta sencilla, una respuesta compleja.

Y entre medias encontramos 'La hija oscura', el prometedor debut como guionista y directora de Maggie Gyllenhaal. Una película atrapada entre el sencillo efectismo del séptimo arte y la compleja densidad de la literatura. Es evidente el origen literario de la historia, como es no menos evidente que Gyllenhaal ha hecho carrera como intérprete. Las actuaciones de todo el reparto, encabezado por Olivia Colman y Jessie Buckley como la dos caras de una misma moneda, son sin duda lo mejor de la película. El aguijón de la película.

Ya sólo por dichas interpretaciones la experiencia merece la pena. Aunque la película tire hacia la obstinación y antipatía, con continuas idas y venidas empeñadas en regodearse en el sufrimiento presente y pasado de la protagonista. Y con ello del espectador, no necesariamente en el buen sentido cuando no se le insiste, una y otra vez, más que en un solo sentido. Es legítimo y, sobre el papel, una apuesta coherente. Y por momentos funciona muy bien. No tanto en un conjunto que acaba resultando más agotador que empático.

Y es que 'La hija oscura' aunque bienintencionada y con argumentos de sobra para merecerse un respeto, no es una adaptación "limpia" que fluya de forma orgánica. Las costuras del cine se sobreponen a las texturas de la literatura, estando sus intenciones envueltas en un halo de artificioso y antojadizo ensañamiento que no acaban de levantar y proyectar la historia como algo natural y genuino. Como si los intérpretes, a pesar su excelencia, no fueran capaces de derribar ese muro invisible que siempre hay entre obra y espectador.

¿Qué es la maternidad? Una pregunta sencilla, una respuesta compleja.

'La hija oscura' es una visión descarnada de la maternidad a contraponer con otras posibles visiones más o menos benevolentes. Que un hijo condiciona la existencia de sus progenitores es algo incuestionable que admite muchas variantes y lecturas. La de Elena Ferrante en boca de Maggie Gyllenhaal no es ni la más agradable ni la más condescendiente, desde luego, pero aun con sus fallas y cierta artificialidad inherente a las formas del cine entendido como altavoz de un mensaje, cuanto menos, abre la puerta al debate.

Un debate al que no siempre se le permite estar sobre la mesa, por cuanto desafía las convenciones impuestas por lo que se supone es el ciclo de la vida que Disney, entre otros, nos explicó a su edulcorada manera: nacer, reproducirse, y morir. Un concepto sencillo pero con un desarrollo harto complejo. Voluble. 'La hija oscura' quizá no ajusta del todo sus formas, pero a nivel conceptual sí es capaz de contaminar nuestras cabezas a través de una historia poderosa, capaz de sobreponerse al artificio consumista del cine.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex