La paciencia es una virtud, narra el dicho. Es en la vida cotidiana cuando más lógica abraza tal frase, pero es en el cine y en contadas ocasiones cuando esta más sorpresa genera. Justo casi cuando se va a desistir con 'Mr. Jones' tras un primer acto tediosamente eterno, la película cambia y gana por completo al espectador, al que agradece esa mencionada virtud de su paciencia. Ese drama de supervivencia en el que se torna el filme (que recuerda a 'El niño 44' de Daniel Espinosa) hace que este sea más incisivo y deslumbrante.

'Mr. Jones', de la veterana directora polaca Agniezka Holland, no solamente es un crudo y exigente drama. La película es a su vez un regalo para los amantes del periodismo por ser una pieza de coleccionista del gremio a través de las vivencias de Gareth Jones, el intrépido y envidiable periodista que sufrió la censura y el descrédito al denunciar con sus propios ojos el Holodomor perpetrado por Stalin y que aquí es el protagonista de la función.

'Mr. Jones' acucia problemas de montaje y dirección, porque no le beneficia el nerviosismo con el que ambos elementos están concebidos, pero se vuelve magnética por tener tanta determinación y tanta convicción narrando desde la mirada periodística de su final. También es reseñable el entregado reparto del filme donde sobresale por motivos obvios James Norton, que se desvive por homenajear constantemente a Jones tanto física como narrativamente, pero que guarda su mejor papel para el 'classy villain' que encarna Peter Sarsgaard.

La cinta cuenta con un elemento de fantasía absoluta al tener de narrador al libro 'Rebelión en la granja', una de las grandes obras de uno de los genios más incontestables que hay en la escritura, el mito George Orwell, que incluso es presentado en la cinta como Eric Blair, el nombre real bajo el pseudónimo. Quizá 'Mr. Jones' no sea una gran película, pero poco se hizo en el 2019 con tanta seguridad y compromiso en términos primero periodísticos, luego cinematográficos y por último históricos. Puede usted presumir de obra, Doña Agniezka.

Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_