'Malasaña 32' es una película de terror. Lo que se suele considerar como una película de terror, por ejemplo, en la línea de las películas del "Universo Expediente Warren". Y como tal cuenta, como mínimo, con dos poderosos argumentos que hacen que merezca la pena. Que merezca la pena como película además de como película de terror. Esto, por supuesto, a ojos de un español como un servidor, sin más prejuicios que los justos y necesarios, pues el primero de ellos es que, al igual que 'Verónica', posee un indudable aroma castizo muy de por aquí.

Dicho sabor castizo, principalmente, le confiere una cercanía a lo que no deja de ser la réplica de un modelo ajeno, o que a fuerza de insistir así nos lo parece que es, cuanto menos. Aunque no tenga por qué ser necesariamente así. Aunque no tenga, por ello, que verse limitada por esta condición de "película de terror" que tanto condiciona a muchas, muchas de esas mencionadas películas "de terror" que es evidente que tan a menudo se producen con un desprecio usurero. 'Malasaña 32' tiene sabor español, pero también tiene una historia qué contar.

Los sustos, los habituales en la materia, envuelven a un argumento que dentro de lo que cabe, dentro de las consabidas "cosas que pasan" en este género con caprichosa aleatoriedad, tiene una razón de ser aún desprovisto de esos mismos sustos. 'Malasaña 32' no amplía la definición del género al que se adscribe, ni busca nuevos adeptos para la causa. Es una réplica que, como tal, se pliega a los resortes de sobra conocidos que dan forma a un género que dignifica a través de, una más que respetuosa emulación realizada con el debido amor propio.

Aunque no brilla particularmente en nada, 'Malasaña 32' es un conjunto muy sólido en donde todas sus partes acaban sumando, por poco que sea, y rara vez restando. Lo que se dice una muy digna película de terror que, a pesar de lo predecible de muchos de sus elementos, que a pesar del artificio inherente a muchos de esos elementos, siempre mantiene los dos pies en el suelo. Sigue estando adscrita a un género que (por voluntad propia) la delimita y condiciona, pero no por ello tiene menos validez como una apuesta honesta y decidida.

No, no es 'Verónica'. Pero el cine de terror español no debería ni empezar por 'Verónica' ni acabar en 'Malasaña 32', una película de pragmática sencillez que asoma la cabeza por delante del pelotón de las de su especie gracias a que conoce su lugar en el mundo, tanto en el real como en el cinematográfico.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex