John Michael McDonagh es un cineasta que parece condenado a estar siempre a la sombra de su hermano Martin, responsable de entre otras 'Tres anuncios en las afueras'. Con 'Los perdonados' eso no va a cambiar, siendo una película con la que no termina de rematar sus aparentes buenas intenciones, como también le ocurría con 'El irlandés' y 'Calvary'. Como comúnmente se suele decir, películas a las que "les falta algo".

Algo tan vago como "algo" que no sabríamos especificar, o de lo contrario no sería "algo". Esa sensación, por lo general, de haber visto una película que si nos preguntan decimos que nos ha gustado y que sobre el papel apreciamos, pero que o bien no nos ha causado ningún impacto, o que bien no somos capaces de querer. 'Los perdonados' es de esa clase de película que lo tienen todo para triunfar... pero no triunfan.

Una buena historia, unos buenos actores, un buen acabado técnico... No hay nada en la película que no esté, o no parezca estar bien. No hay momento en el que le perdamos la cara, o momento que no suscite al menos nuestra curiosidad. Cada escena parece tener una razón de ser, siendo que más allá de lo evidente, de su envoltorio, late una suspense paciente que como espectadores no deja de incordiarnos con la duda de rigor.

La duda de no estar ante la habitual producción comercial que vemos venir desde Cuenca, sin por ello dejar de ser una producción relativamente convencional en donde lo que está (y salta) a la vista es lo que hay. John Michael no es Martin, en parte porque no sabe ocultar sus intenciones tan bien como su hermano. Que ese "algo" que le falta a 'Los perdonados' pueda ser la certeza de que durante dos horas es la película que parece ser.

Y que de hecho, acaba siendo desde el principio. Que aparte del evidente contraste entre el primer y tercer mundo sobre el que hace hincapié en prácticamente todo momento, no hay mucho más que eso sí, unos buenos actores dentro de una imagen por la que no serán recordados. Esto es, 'Los perdonados' es de esas películas correctas y aseadas a las que les falta "algo". No para ser mejores, sino para merecer ser recordadas.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex