'Los espabilados' - Bien, está bien
'Los espabilados' de Albert Espinosa comienza y acaba con 'Los espabilados' de Alfred García, quien al parecer no tiene nada que ver con el Alfredo García de Sam Peckinpah - un comentario (por llamarlo de alguna manera) que seguro que nunca nadie había hecho ni nunca nadie lo había puesto por escrito, ni una sola vez.
En fin, que no hay nada como una canción pegadiza -te guste o no- para que lo que sea que envuelva se te agarrapate en la cabeza a fuerza de sonar, de forma machacona, una y otra vez. Y un servidor lleva días con dicha canción en la mente, sonando una y otra vez en cuanto dejo la cabeza a su suerte (o mientras escribo estas líneas).
No es que me guste especialmente la canción; de hecho, hasta hace dos días como aquel que dice no sabía quien era el tal Alfred García -no, no veo 'Operación Triunfo' ni asociados-. Pero ahí está rondando por mi cabeza después de haberla escuchado a medias al menos 14 veces: Al principio y al final de los 7 episodios de la serie.
Y el día de mañana, cuando me pregunten qué tal 'Los espabilados', me acordaré de dicha melodía -por enésima vez-, sonreiré y responderé que "bien, está bien", sin más que decir. Bueno, ya sabes, es una serie de Albert Espinosa. ¿Y quién es Albert Espinosa? Para mí, el guionista de '4ª planta', y no más que el guionista de '4ª planta'.
Conozco la existencia de 'Pulseras rojas', pero ni la he visto ni creo que la vea nunca. Tampoco me hace falta para redondear la imagen que del trabajo de Albert Espinosa tengo en mi cabeza, y que coincide a grandes y pequeños rasgos con lo visto en 'Los espabilados', no por casualidad una serie de Don Albert Espinosa.
Obvio. Obviamente. Y tan bienintencionada que incluso da reparo señalar sus defectos o inconsistencias, que los tiene... aunque a la hora de la verdad, sean excusables en honor a una causa que apenas da para siete episodios de veinticinco minutos. Una causa, además, a la que envuelve la citada canción de Alfred García.
Canción no obstante ausente en el supuesto clímax de la serie en donde se recurre a Max Richter, quien dicho sea de paso nunca está de más. A 'La llegada' se lo perdonamos porque el resto del conjunto era brillante, no así el de 'Los espabilados' que para entendernos, se puede resumir en la canción que la abre y la cierra.
Es más la fuerza de una canción que la de la serie, impregnada de ese realismo mágico tan propio de Espinosa que sin embargo no termina de resultar ni realista ni mágico. La naturalidad que se respiraba en la estupenda '4ª planta' aquí se muestra impostada y maniatada por los caprichos de un guionista y unas flojas actuaciones.
Como usualmente suelo decir, se le ven las costuras. Eso no la convierte en una mala serie, pero tampoco impulsa sus buenas intenciones por encima de las limitaciones de una acartonada ficción seriada, poco estimulante en lo meramente audiovisual que no es capaz de ponernos en su lugar para que brote la emoción.
"Bien, está bien", sin convencimiento y por pena. Y es indudable que sus intenciones son de entre las buenas, las mejores. Pero también es patente la sensación de fórmula acomodada y guionizada de antemano que desnaturaliza una realidad oportunamente oportuna, en una apariencia que no es capaz de transmitir esa misma libertad que tanto pregona.
Es, por lo tanto, una especie de serie encerrada en su propia cárcel: La de la ficción que da cobijo a una realidad que aunque lo pueda ser, no lo parece. Como si sus personajes vivieran en su particular Matrix, uno creado por Albert Espinosa situado a medio camino entre dos canciones de Alfred García que resultan ser una sola.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex