La vida pasa.

La vida pasa de largo mientras esperas.

Se te escapa de entre las manos mientras permaneces a la espera.

Filmada a lo largo de los nueve meses de gestación real de su pareja de actores protagonistas, 'Los días que vendrán' es según reza la versión oficial un relato sobre el proceso de aprender a ser tres cuando no se ha tenido tiempo de aprender ser dos. Un relato que explora la dificultad de compartir con otra persona una experiencia tan profundamente transformadora como esta.

Si, pero no... para quien esto suscribe, claro está, por supuesto. Un sujeto capaz de relatar mil y una anécdotas que como las mil y una de otro cualquiera no tienen mayor importancia, para todos y para uno mismo, que la de haberlas vivido en primera persona. Salvo claro está, la habilidad para narrarlas y/o adornarlas de manera que puedan dejar de ser tuyas para pasar a ser de todos.

No dudo que pueda ser una experiencia profundamente transformadora para una pareja protagonista cuya naturalidad no necesita ser practicada. Pero retratar una emoción no es lo mismo que proyectar dicha emoción. 'Los días que vendrán' es como uno de aquellos clips de 'Días extraños', un pedazo de la vida "de alguien", ajena, servida en crudo y a cascoporro a la que Marques-Marcet no dota de una perspectiva, dinámica o intención dramática que la lleve hacia algún terreno más accesible y estimulante para todos los públicos.

Al menos, hacia algo más que un vídeo doméstico en formato físico a enseñar poco menos que a la familia y amigos. La vida no es una ficción aunque pueda ser una mentira. Un elemento casi siempre necesario, en mayor o menor medida, para que la historia de uno pueda transformarse, conveniente y emocionalmente, en la historia de alguien más que la de uno mismo.

La vida pasa.

La vida es eso que pasa de largo mientras permaneces a la espera de que ocurra algo en una parada de autobús, la cola del supermercado o en una sala de cine.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex