'Llegaron de noche' - Y se fueron por donde vinieron
Si 'Llegaron de noche' no se nos deshace entre las manos a mitad de camino es por la fuerza inherente a su historia, no por la manera en la que está contada, narrada o mostrada. 'Días contados' le dio un nombre como cineasta a un Imanol Uribe que rara vez ha estado a la altura de dicha fama. Y ya van 30 años. Esta película es una buena muestra de ese tipo de cine que parece hecho sin ninguna vocación y con rutinario desinterés, tanto por la historia que cuenta como hacia el espectador al que se la arroja a la cara. Así, sin más.
Una nueva muestra de un modelo de proceder insípido, apático y sobre todo frustrante para los que estamos al lado contrario de donde nos gustaría estar. Una obra desestructurada, anquilosada y tremendamente protocolaria. Sin sangre y como caída de la cama. Una película víctima de una puesta en escena muy rudimentaria y estéticamente plana, con una banda sonora sacada de un banco de sonido para ascensores o un montaje inoperante que deja aún más al descubierto su falta de consistencia. O de algún tipo de premeditación.
Su único recurso, aparte de los esfuerzos baldíos de Juana Acosta, es recurrir a un montaje no lineal, que si bien es cierto que algo anima la función resulta tan tosco y grosero que parece una solución improvisada, a última hora y a escondidas, por el becario para intentar salvar su futuro. Y así, una interesante historia real queda en poco menos que nada por culpa de una narrativa que no la proyecta, no le da vida y mucho menos le hace algún favor, ni a ella ni al cine que quiere ser cine de aquí, de allá o de cualquier otra parte del mundo.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex