'Las niñas' - Un momento en el tiempo
La película de Trey Edward Shults que da título a esta crítica gira en torno a esos momentos que marcan nuestra vida, mucho más allá de ese sólo momento. Esos momentos que nos siguen, o nos persiguen, que nos definen o que nos condicionan durante buena parte de nuestra existencia como seres que conciben el tiempo como algo lineal.
El paso de la niñez a la adolescencia es el momento que representa 'Las niñas' a través de Celia, un proyecto de persona residente en la Zaragoza de 1992 que con 11 años empieza a descubrir que el mundo no es una película de Disney: Que la vida está hecha de muchas verdades, muchas más mentiras y aún muchos más intereses.
'Las niñas' es ese momento. Sobre todo la representación de ese momento: Del comienzo del fin de la inopia. Siguiendo el patrón de películas como 'Verano 1993', la debutante Pilar Palomero se cobija tras la joven Andrea Fandos para que sean sus ojos, los de alguien que descubre el mundo por primera vez, los que indiquen a dónde mirar.
¿Quién puede resistirse a la mirada pura e inocente de una niña de once años? "Ternura" puede ser una de las palabras; también "añoranza", por supuesto, si como un servidor creció en algún momento, reforzada si además fue más o menos por la misma época. Pilar Palomero logra captar esa sensación, capturar ese momento.
Y más importante, lo hace con naturalidad y de forma del todo orgánica, para que hasta el detalle más en apariencia trivial parezca extraído de la vida real, y no de la mente de un guionista esforzado por sacar tajada de la nostalgia del espectador. El componente autobiográfico se adivina, más como una reafirmación detallista de su fe en sí misma.
Todo y nada importa a la vez. Como en la vida todo suma aunque por separado nada sea relevante. Los pequeños y no tan pequeños detalles, englobados dentro de un círculo que abre y cierra de manera notable sin necesidad de predicar nada más que lo que uno quiera. La vida se abre camino, la de Celia como la nuestra en su momento.
'Las niñas' es más un momento en el que reflejarse que una historia con la que emocionarse. Sobre todo la representación de ese momento: Del comienzo del fin, de la inopia o de la inconsciencia. Son esos ojos que miran el mundo por primera vez. Un mundo que nos acoge en función del camino que nos ha llevado (siempre) a sus pies.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex