Resulta complicado hablar de 'Antebellum' sin incurrir de lleno en lo que sería, o debería de ser un spoiler. La comparación con otra película es además de obvia, bastante reveladora y deja con pocos argumentos a una película que de por sí cuenta con pocos argumentos que se valgan por sí mismos, más allá de que lo oportunista pueda ser considerado oportuno, o viceversa. Por no mencionar que sale perdiendo en una comparación -para ella- odiosa.

Su comienzo es inmejorable: Un estupendo plano secuencia que no sólo nos sitúa, sino que además dispara nuestras expectativas. Cómo comenzar una película, se supone que de género con tanta elegancia como para aparentar que además también tiene algo que contar. Lástima que la curiosidad que despierta su planteamiento y su supuesta condición de filme de género se diluya, con el tiempo y por culpa de ese "algo que contar", se antoja más oportunista que oportuno y que entierra las posibilidades de que el filme no quede reducido a una simple careta.

'Antebellum' es una agridulce sorpresa: Se agradece por un lado que no dependa del susto fácil e intente crear algún tipo de narrativa, y con ello un contexto que de lugar a una siempre bienvenida incertidumbre; pero al mismo tiempo, una vez se produce "el girillo", se queda con un solo argumento que respalde dicha narrativa. Que de volumen a ese contexto. Que transforme la incertidumbre en algo que no resulte vacío, simplista y trivial; oportunista, y no oportuno.

'Antebellum' está como a medio hacer. Como si 'Midsommar' hubiera sido recortada a 100 minutos despojándola de lo que da sentido a su narrativa y volumen a su contexto. 'Antebellum', después de toda la incertidumbre, no sabe cómo darle alguna utilidad real, ni sacar verdadero provecho a su evidente componente social y racial más allá del 'explotaition' arquetípico y de manual. Algo que no supondría tanto problema de haber mantenido la elegancia, a la postre efervescente de su prólogo o haberse desmelenado con un clímax como los de Quentin Tarantino.

'Antebellum' remite a lo poco bueno y mucho malo de películas como 'El nacimiento de una nación', siendo un evidente intento (fallido) por sentarse a comer en la misma mesa que Jordan Peele. El contenido social y racial mezclado con una idea muy abierta de filme de género, si bien de manera mucho más tosca, torpe y rudimentaria que el citado Peele o, por qué no, de manera mucho más chabacana y menos sutil que Ari Aster o M. Night Shyamalan.

O cuando los árboles... no te dejan ver el bosque.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex