'La aspirante' - La tormenta perfecta
Describir 'La aspirante' a bote pronto es bastante fácil. Es un cruce entre 'Cisne negro' y 'Whiplash' rodado con la misma plenitud audiovisual de cualquiera de las dos. Una tormenta perfecta. Una obra enérgica e intensa que al igual que su protagonista parece condenada a tener éxito. Porque el esfuerzo y el sacrificio deben tener recompensa.
Isabelle Fuhrman se deja la piel dando vida a Alex Dall, una universitaria que a su vez se deja la piel para ser la mejor del equipo de remo. De forma obsesiva compulsiva, cueste lo que le cueste. Como Natalie Portman o Miles Teller en las dos películas antes mencionadas, o eres la mejor o no eres nada. Y toda su vida gira en torno a ser la mejor.
Las cartas con las que juega la debutante Lauren Hadaway están claras, más no por ello deja de resultar menos apasionante este vibrante relato envuelto en una exquisita finura audiovisual. Hadaway nació para hacer esta película que parece llevaba toda una vida en su cabeza, en continua depuración para brillar con la rotundidad en la que lo hace.
'La aspirante' es un dinámico y visceral estudio de personaje que por encima de la apariencia de un trazado argumental a priori muy reconocible sobresale, además de por su excelsa caligrafía, por el halo enigmático que acompaña al personaje de Fuhrman, el cual permite tantas lecturas como tanto alcance nuestra propia obsesión.
Pero, sobre todo, es una obra robusta en la que todas sus partes suman a un mismo fin. A la que no le falta ni le sobra nada, ajustada a la perfección para que funcione en la medida que pretende, y de forma tan intimidante como en su momento 'Cisne negro' y 'Whiplash': con el deslumbrante y contundente resplandor del éxito incontestable.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex