'Hansel y Gretel: Cazadores de brujas' - Esperando a Wirkola
Lecciones de fantasía que impartió el cine en 2012. Blancanieves hay muchas, pero ninguna como la nuestra. Los cerdos no tienen por qué jugar necesariamente el papel de víctimas en el cuento. Por último, pero no por ello menos importante, si de una coletilla hay que desconfiar antes de entrar en una sala de proyección es de la que reza ''Cazador(es) de...'' Tocaba a su fin la temporada fílmica de verano cuando por fin desembarcó en nuestra cartelera uno de los títulos palomiteros más esperados de la temporada. El universo del cretino -con cariño- de Seth Grahame-Smith llegaba a la gran pantalla con 'Abraham Lincoln. Cazador de vampiros', dando de paso el pistoletazo de salida oficial al homenaje que ese año el séptimo arte iba a dedicar a uno de los más importantes presidentes en la historia de los Estados Unidos. Resultados de aquella experiencia: a corto plazo, uno de los aburrimientos (con la consiguiente indignación) más abominables vividos en mucho tiempo tras pagar una entrada de cine; a largo plazo, un igualmente escalofriante efecto oráculo.
Dejando de lado las incomprensibles cantidades de fe que la industria está avocando -sin duda- ciegamente en alguien que se ha mostrado como un total inepto ya sea en su país natal como en casa de los jefes, el auténtico expediente X del caso reside en el comentado poder premonitorio de tan infame cinta. Primero, ya se dieron pistas sobre el poco gancho que acabaría teniendo el que -también sea dicho- muy injustamente todavía a día de hoy es considerado como el mayor abanderado que jamás haya existido a favor de la abolición de la esclavitud. A nivel de taquilla, de balance artístico, de reconocimiento académico... tanto si se tiene en mente a Timur Bekmambetov, como a Steven Spielberg, como -ya de manera más indirecta- a Robert Redford, el elocuente concepto ''bluf'' debería capitalizar nuestros pensamientos.
¿Y qué hay de la famosa coletilla? Ésta se tradujo en el enésimo palo que nos dio la industria. Justo en las partes nobles. Donde más duele. Otra -y van...- demostración de que en este mundo no existe garantía absoluta alguna de calidad. De lo que se trata ahora más que nunca es de cargarse (omitiendo la primera ''r'' también vale) los valores más supuestamente sagrados, así como los sistemas de valoración apriorísticos que en un principio creíamos más infalibles. Volviendo a Timur, ¿quién iba a decir que una película en la que el presidente Lincoln ocupaba sus noches puliendo su dominio en las artes marciales y bañando el metal de su hacha con sangre de vampiros iba a ser tan insulsa? ¿Quién iba a decir que una blasfemia histórica iba a ser tan inofensiva? ¿Quién iba a decir que una película en la que saliera Mary Elizabeth Winstead iba a ser tan poco estimulante? ¿Quién iba a decir que una película con un título tan cañero tendría finalmente tan poca chicha? Misterios -o crueldades- del cine.
Pocos meses después, y como se ha dicho, nos la vuelven a meter doblada. Justo por el mismo agujero; ''el más incómodo'', como diría el oscarizado Ben Affleck. Leemos 'Hansel & Gretel: Cazadores de brujas', y como tenemos esa alarmante falta de memoria (o directamente, como somos así de idiotas), empezamos a mover la cola cual perrito que sabe que, después de un insufrible encierro domiciliario de varias horas, por fin va a salir a la calle. Qué idea más maravillosa. Son Hansel y Gretel, los adorables niñitos abandonados en el bosque y que sobrevivieron a su peligrosa visita a la casita de caramelo. Han vuelto, armados hasta las cejas, para patear culos. Bien. Las brujas están temblando porqué saben que la hoguera -o un destino mucho peor- les está esperando. Bien, bien. Va a haber, dicen, mucha sangre. ¡Bien! ¿Dónde hay que firmar para... tropezar por segunda (?) vez con la misma piedra?
Sellamos el pacto con el diablo poniéndonos una vez más -increíble...- las malditas gafas polarizadas y de repente nos hallamos en las puertas de la legendaria Selva Negra germana, donde la gente practica habitualmente el extraño -más bien inquietante- deporte de abandonar a sus vástagos para mayor regocijo de las todavía más extrañas e inquietantes criaturas que allí habitan. Menudo panorama. Mejor volver a la civilización, a la próspera y esplendorosa Augsburgo, cuyas calles están controladas por un agresivo sheriff al que pone cara... Peter Storemare. Un segundo. Hermanos Grimm, bosques tenebrosos, seres malignos, Peter Storemare... ¿Dónde habremos visto esto ant...? Oh, oh. Por si los presagios no acompañaban, otro se suma a la oscuridad premonitoria. La imagen del ex Monty Python Terry Gillian confirmando su triste decadencia en 'El secreto de los hermanos Grimm' se clava en el cerebro y de allí no sale.
Con lo bien que pintaba la aventura... Por suerte queda una última esperanza, encarnada en un director que ya tardaba en probar suerte en América. El noruego Tommy Wirkola sorprendió hará ya cuatro años con la cinta de culto 'Dead Snow', en la que unos zombis nazis -como leen- que ponían título a la propuesta en nuestro país amargaban el fin de semana a unos jóvenes estudiantes de medicina. Después de la irritante -pero con chispazos de inspiración- 'Kill Buljo: The Movie', Wirkola se confirmó (más aún, se supone, con la posterior e inédita 'Kurt Josef and The Legend of the Fjord Witch') como un director a tener muy en cuenta dentro de la ola -vandálicamente- revisionista en la que el mundo del arte se ha sumergido especialmente a lo largo de los últimos años. Se trata, de nuevo, de arremeter contra los más venerados tótems (en este caso, Tarantino, Myrick & Sánchez, Raimi, Jackson...), sin olvidarse de aducir -y realmente sentir- respeto en el susodicho proceso de destrucción.
Volvemos a los brazos de Hansel y Gretel, sabiendo ahora que el bueno de Tommy Wirkola no permitirá que todos los pájaros de mal agüero que se han posado sobre nuestros hombros estén ahí durante demasiado tiempo... pero pasan los minutos y éstos no van a ningún otro sitio. Se quedan justo donde estaban al principio. Mirándonos fijamente, con desprecio y, a la mínima que nos despistamos, tiñendo de blanco nuestra ropa, por aquello de marcar terreno y de demostrar quién manda aquí. Lo peor de todo es que el enojo inicial deja paso rápidamente a un aburrimiento todavía más fastidioso. Porqué los malditos pajarracos tienen poco más repertorio que el ahora mencionado... mucho menos que el que cabía esperar. En otras palabras, todo queda en la previa; en un tráiler que, una vez pasada la bruja, se revela no como una muestra anticipada de la mercancía, sino más bien como una triste venta prematura de todo lo que el comerciante tenía en stock.
Wirkola llega a Estados Unidos con un muy lamentable mash-up con aires gótico-fantasitques y que recuerda demasiado a otro desastrillo de casi idénticas características: 'Van Helsing', o el día en que Stephen Sommers mezcló vampiros con hombres lobo... con el mismísimo monstruo de Frankenstein. Se creyó más listo que nadie, pero quedó retratado. Acción confusa y de una intolerable poca brillantez, un guión endeble tanto en sus tontos diálogos como en su previsibilidad y varias pinceladas steampunk que se sumaban al delirio generalizado. El retrato robot del horror aplicable tanto a uno como al otro caso (y que ahora se ve agravado por un 3D del todo innecesario, qué novedad...) no se corresponde con el desajuste de expectativas del espectador que no sabe que lo que va a ver es poco más que una serie B camuflada de gran producción, sino con el más que comprensible cabreo de aquel que no ha encontrado por ningún lado el entretenimiento -sin más- que le habían prometido.
Simple cuestión de balances. Porque sí, los destellos del mejor Wirkola ciertamente impregnan la pantalla en determinados momentos, pero con esto no basta. Un Hansel diabético por el atracón que se marcó de niño en la casa de la bruja; un troll amante del gore que revienta literalmente toda cabeza que se cruza en su camino; unas brujas siamesas karatekas que reparten navajazos a diestro y siniestro... si la lista ocupara un par de líneas más quizás sería suficiente. Pero la escasez de inspiración jamás debería ser la única excusa esgrimida por una película. En 'Hansel & Gretel: Cazadores de brujas' lo es, con lo que no es de extrañar que sus poco más de ochenta minutos de metraje parezcan dos horas, y que su gamberrismo quede como una mera reivindicación de una personalidad mucho más mansa de lo que aparenta, y que a Jeremy Renner se le vea ya simplemente como el borroso recuerdo de lo que en su día fue una fresca alternativa al cine de acción/aventuras, y que, efectivamente, la guinda ''Cazador(es) de...'' esté más envenenada que la mítica manzana... y que, si éste es el camino que ha decidido seguir para el resto de su carrera, ya nos podemos despedir del Tommy Wirkola del que nos enamoramos. De momento hacemos lo mismo que con los niños abducidos. Ponemos su foto en un cartón de leche y escribimos, con letra grande y entendedora el clásico ''Se busca''.
Nota: 3 / 10
Por Víctor Esquirol Molinas
Por momentos parece más comedia que otra cosa, aunque realmente no sé si ese sería el deseo del director. Sobre todo con el sheriff, que vaya tipo xD. La pareja de protagonistas no desentona, son buenos actores y eso se nota, por no hablar de lo bien que le sienta el cuero a Gemma Arterton. Respecto a Famke Janssen, no la terminé de ver en su rol de bruja malvada. Según leí cuando la estrenaron contaba a sus amigos que participó en esta película para comprarse una cocina nueva, no digo más
Lo dejaremos en una fantasmada medianamente entretenida que al menos muere a fuego... rápido.
Nota: 5.
Aparte, sobre esta película hay que tener en cuenta que se hizo sabiendo que lo que iba a salir es una auténtica burrada, una locura cinematográfica, y que por eso mismo llega a resultar casi simpática. No es como otras muchas producciones que, partiendo de planteamientos similares, se toman demasiado en serio a sí mismos y acaba saliendo una porquería en todos los sentidos que no hace ni gracia. Y esta tampoco es que sea una parodia, pero por ahí anda.
Michael Caine también dijo que 'Tiburón, la venganza' era una mierda, sí, pero que le había pagado una casa...
Una cosa no está reñida con lo otro, que a Janssen se la ve muy poco y es de suponer que en el ritmo de vida al que se ha acostumbrado no entré comprar latas de atún en el Día de la esquina.
El director es el de 'Zombis nazis', no digo más...
Estoy casi convencido que las declaraciones eran de Janssen y respecto a esta película. De todas formas intentaré buscarlo y si lo encuentro pongo el enlace :guiñar