'Gorrión rojo' - La espía que surgió del frío
A bote pronto, en caliente, sin dejar que la pelota tocase el suelo, 'Gorrión rojo' me recordó más a 'La cura del bienestar' de Gore Verbinksi que a la 'Atómica' de David Leitch. Pero dicho en el buen sentido, dicho sea de buen rollo. Y ya no tan en caliente, tras el primer bote, 'Gorrión rojo' me recordó al mismo Francis Lawrence de 'Constantine', no al de 'Los juegos del hambre' aunque para el caso, tampoco quepa esperar mucho más (o menos) de una que de la otra.
En cierto sentido, en una comparación tan cogida por alfileres como la que más, 'Gorrión rojo' podría ser algo así como la mencionada 'Atómica' hecha con la misma sensibilidad que la mencionada 'La cura del bienestar', cinta con la que comparte virtudes y vicios a partes iguales. Ambas, por cierto, producidas por una ahora bastante interesante 20th Century Fox que desde aquí aprovecho a pedir, humildemente, que no acabe absorbida por la no tan interesante Disney.
En fin, como si mi opinión importase... algo. 'Gorrión rojo' viene a ser, básicamente, lo de siempre, dicho sea con el mismo desprecio (o falta del mismo) que en unas condiciones dadas, se merecen el 90% (tirando por lo bajo) de las películas. Un relato de espías que juega, gira y sobrevive todo el rato en torno a la (carismática) figura de Jennifer Lawrence, epicentro de una trama cuyo suspense reside en un sólo aspecto: ¿En qué bando está jugando realmente?
Algo más de dos horas que mantienen la duda dentro de los patrones podríamos decir que rutinarios, podríamos decir que comerciales. Podríamos decir muchas cosas en los que al fin y al cabo se mueven, por lo general, todas las grandes producciones surgidas en torno a grandes "best sellers" cuya calidad, como ha demostrado 'Cincuenta sombras de Grey', no tiene por qué alcanzar más que para sobrevivir en el autobús o echar al fuego ahora que el frío aprieta de narices.
Como que me estoy yendo un poco, ¿no? ¿es yendo o es llendo? En fin, que aunque 'Gorrión rojo' sea una producción valiente, violenta y adulta dentro de los cánones de lo que podrían ser las producciones de Disney, no deja de moverse -con suma elegancia eso sí- por un terreno más o menos conocido. En otras palabras, 'Gorrión rojo' está más pendiente de los giros de guión que de construir un mosaico dramático, o más pendiente de empujar el juego que a los jugadores.
Y así durante algo más de dos horas que se hacen largas sin hacerse pesadas, siempre interesantes aunque nunca apasionantes. Algo más de dos horas por encima de la media, pero por debajo de la excelencia. 'Gorrión rojo' posee el mismo encanto, esquivo y complicado de apreciar, de 'La cura del bienestar', donde su buena educación deja en segundo plano a una industria que sin embargo, como el Gran Hermano, sigue estando muy presente de principio a fin.
Francis Lawrence ejerce con humildad, con discreción, y con un gran sentido práctico nada reñido con lo estético. Parece sencillo, parece fácil... pero no lo es. Partiendo de un molde apto para cualquiera Lawrence, los dos Lawrence de hecho, aportan una bonita aura de categoría a este sobrio thriller de suspense que trata al espectador como se trata a sí mismo, con muchísimo respeto. Un aura que sobrevuela por encima de la superficialidad de un relato de clase (y moral) media.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Estoy de acuerdo en todo. Le doy un 7,5
Nota: 6'6
Después de hacerla sudar para conseguir la liberación de Panem, Francis Lawrence y Jennifer Lawrence (no hay parentesco entre ellos) volvieron a juntar fuerzas tres años después del final de la trilogía y media de 'Los juegos del hambre' para contar otra historia de mujer con pocos aliados contra un gran sistema, esta vez en el contexto de la eterna disputa Rusia-Estados Unidos.
La trama puede recordar fácilmente a la historia de la espía de Marvel 'Viuda Negra'; hay similitudes, aunque desconozco si hubo inspiración entre ellas o, simplemente, fue la casualidad la que quiso que coincidieran. No obstante, es una película que sabe mantenerse por sí misma, cosa fácil de suceder ya que tenemos artistas reputados delante (la misma Jennifer Lawrence, Joel Edgerton, Jeremy Irons, Charlotte Rampling, Matthias Schoenaerts, Joely Richardson...) y detrás de las cámaras (el director o James Newton Howard en la banda sonora).
Si bien su trama y narración no suponen una revolución en el ámbito del espionaje, sí que consigue mantener el interés respecto a saber como terminará el personaje de Dominika Egorova cuando se las tiene que ver con los frentes ruso y estadounidense queriendo cada uno de los bandos que estén de su lado y si era tomará un bando o no. Ayuda bastante el tener un reparto de grandes nombres, si bien me ha decepcionado que algunos nombres (especialmente un actor a quien respeto mucho como Jeremy Irons, una de las razones por las que me animé a ver este filme) se desaprovechan y no se les saca todo el potencial que podrían haber tenido. El trío Lawrence/Edgerton/Schoenaerts sostiene la película sin muchos problemas, eso sí, cada uno de ellos cumpliendo sobradamente en sus respectivos personajes.
No solo de aventuras y tramas de espías se nutre el largometraje, hay espacio para un toque de crítica social cuando se habla de lo cabrón que puede llegar a ser un estado con un ciudadano, como en el caso de Rusia con Egorova a la que no dudará en llevarla a su límite para sus propios intereses y se empatizará con su sufrimiento, mientras que en otras se cae fácilmente rendido ante un arma de seducción masiva como es Egorova, con la apariencia de una Jennifer Lawrence deslumbrante en todos los aspectos.
Para lo que cuenta, no se necesitaba casi dos horas y veinte minutos; sin embargo, su narración ágil y que la mayoría de secuencias son relevantes hacen que no se note demasiado su duración, además de, por supuesto, los actores, una historia bien escrita que seguramente guste a los fans de este género y una eficaz banda sonora. Es cierto que se le podría haber sacado más provecho, pero el resultado tampoco es, ni mucho menos, indignante.
6.5
Le doy un 6.