Así a bote pronto, cuando pienso en 'Fly Me to the Moon' me vienen tres películas a la cabeza: 'Capricornio Uno', 'Figuras ocultas' y 'Abajo el amor'. Y es que la última película de Greg Berlanti viene a ser, en la práctica y a grandes rasgos, una cruce entre las tres, algo así como el equivalente a meter las tres en una coctelera, agitarla y confiar en que el carisma de Scarlett Johansson, Channing Tatum y un sobreexcitado Woody Harrelson hagan el resto. 

El veredicto depende un poco de lo buenos o amables que queramos ser. O de lo simpática que nos pueda parecer esta iniciativa chapada a la antigua aunque moderna en el fondo, que no en las maneras: un en potencia agradable y encantador pasatiempo "retroclásico" lastrado por algunos problemas de ritmo y de tono. Y es que podríamos decir que, efectivamente, 'Fly Me to the Moon' quiere ser tres películas a la vez para no terminar de ser ninguna de ellas.

Un difícil equilibrio entre thriller conspirativo -'Capricornio Uno'-, drama histórico -'Figuras ocultas'- y comedia romántica -'Abajo el amor'- con vocación de clásico moderno al que le pesa, precisamente, la artificialidad de sus malabarismos genéricos y los distintos cambios de marcha. Por decirlo de alguna manera, puede ser un poco de todo pero mucho de nada. Puede ser un poco gamberra, pero no más que si lo fuera en los auténticos años 60.

El veredicto, repito, depende un poco de lo buenos o amables que podamos ser. 'Fly Me to the Moon' es, un poco, como uno de esos clásicos eficaces, ligeros e inofensivos de la época dorada de Hollywood olvidados por el mero hecho de no dar la nota. Poco creíble como película, pero muy válido como distracción 'kitsch' desinteresada, aun con sus vaivenes y espasmos genéricos. O cuando la Luna es un póster colgado al otro lado de una ventana.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex