'Fast & Furious 9' - Autocrítica en qué
En junio de 2019, nada más terminar aquella temporada, el presidente del Real Zaragoza Christian Lapetra pronunció una de esas frases que han quedado para la historia; al menos, para la historia de un zaragocismo que en los últimos años ha sufrido (y aún sigue sufriendo) de todo: "¿Autocrítica en qué?". Para entendernos: Puede que hubiera sido una mala temporada, pero ellos lo habían hecho muy bien. La culpa siempre de los demás. Es el profesor que me tiene manía. Ya sabes, la política y eso.
No sé si después de 'Fast & Furious 9' sus responsables harán autocrítica, pero sí da la sensación de que no la han hecho con las anteriores entregas. Y luego pasa lo que pasa: Que uno acaba muriendo de éxito por caer en el error de ofrecer más... sin más. Más, sin más. Eso es 'Fast & Furious 9', como cabe esperar, más de lo mismo. Pero nada más que más de lo mismo. Y a la sexta (contando a partir de la cuarta) ofrecer simplemente más como que ya no es lo mismo. Cansa. Aburre. Por repetición. Por reiteración.
Y es que por mucho que a Vin Diesel y a cuantos le rodean se les llene la boca con "la familia", después de tantas películas seguimos en el mismo punto. Tantas películas después y Roman sigue siendo el típico negrata que dice cosas como "la puta", "mierda" y "vaya pasada". Aún se podría decir que Dominic Toretto ha evolucionado algo. Pero también que los dos únicos personajes que osaron hacerle algo de sombra acabaron en 'Hobbs & Shaw'. Porque 'Fast & Furious' es Vin Diesel. Y Vin Diesel no parece dar para más.
No se equivoquen: Disfrute con la cuarta entrega y aplaudí al final de la quinta. Me lo pasé bien con la sexta y con la séptima, pero con la octava ya acabe mirando la hora. El interés ha ido decayendo mientras el más difícil todavía se convertía en repetir el mismo patrón con diferentes vehículos, a cada cual más grande. Hasta el punto de convertir lo que parecía un meme en realidad. Por eso van al espacio. El meme hecho película. Y algo que sobre el papel debería molar acaba siendo tan ridículo como 'Moonraker'.
Exactamente como 'Moonraker'. Luego llegaron Martin Campbell (dos veces) y Sam Mendes y demostraron que no se trata de hacerlo más "rápido" o "furioso", sino de hacerlo bien. Porque si lo haces bien, siempre funciona. Tony Stark pudo morir por algo porque podía morir. Ahora Han reaparece porque sí, porque en esta franquicia incluso los que son muy malos pueden pasar a ser muy buenos de un momento a otro. Chasqueando los dedos. Y no me refiero a Shaw. Porque "la familia" lo es todo.
¡Por la familia! Causa y a la vez solución de todos los problemas de la vida.
Nada importa en 'Fast & Furious', especialmente en 'Fast & Furious 9'. Sabes que todo va a salir bien y que nadie va a morir. Que Dominic Toretto es la hostia y que el mundo gira en torno a él. Que allá donde vayan no van a encontrar dificultad alguna que no puedan solucionar chasqueando los dedos. No hay tensión, no hay incertidumbre. Y siquiera se amaga con lo contrario: Es la bancada del partido del Gobierno aplaudiendo al Gobierno. Más de lo mismo sin que resulte más espectacular, sino más agotador. Y cansino.
O morir de éxito. No puedo terminar sin compararla con la franquicia de 'Misión: Imposible', en donde siendo en esencia lo mismo ocurre justo lo contrario: Cada nueva entrega parece aún más fresca que la anterior. Quizá no más espectacular, pero si más emocionante. Manteniendo los pies en el suelo y apostando por la credibilidad. Y en donde personajes como Simon Pegg parecen algo más que el amigo de Ethan Hunt que este saca de un cajón cuando necesita que alguien le cuente un par de chistes.
La diferencia a simple vista y hasta desde fuera parece clara: Tom Cruise busca superarse a sí mismo, mientras que Vin Diesel parece que tan sólo vivir. Por otro lado... Cruise hace sus propias escenas de riesgo, Diesel no. De ahí que Ethan Hunt parezca que pueda morir mientras que Dominic Toretto parezca inmortal. Porque uno se arriesga el culo mientras el otro está cómodamente sentado. Y ese acomodamiento y ausencia de riesgo es lo que se ha trasladado, sobre todo, a 'Fast & Furious 9'. Autocrítica... ¿en qué, pa qué?
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Soy de esa gente a la que la saga de Fast & Furious le ha gustado desde siempre, incluso teniendo en cuenta en lo que se había transformado desde hace unas pocas entregas antes cuando las carreras callejeras dieron paso a sucedáneos de 'Misión Imposible' donde cada aventura eran flipadas cada vez mayores, pero aún me parecían flipadas dentro de lo medianamente razonable y la entrada de actores como Dwayne Johnson, Jason Statham o Kurt Russell hicieron manter el interés; pero el aguante tiene un límite.
Los trailers pueden jugar a favor si dejan con ganas más de lo que sea que estén promocionando o en contra si no enganchan o incluso espantan. En el caso de 'Fast & Furious 9' fue de lo último. Era evidente que las ideas ya estaban siendo retorcidas hasta lo máximo, retorna un personaje del que habían dado a entender que estaba muerto (ya sabrán a quien me refiero y es un error haberlo destapado en el mismo tráiler) y entra un hermano de Dominic Toretto del que no tenía constancia hasta ahora. Así que me acerqué con precaución.
Las sospechas se confirmaron: es mala, realmente mala. Un chicle tiene una capacidad máxima de aguante antes de romperse y esa capacidad lo había conseguido esta franquicia gracias a la entrada de Johnson y Statham que ayudaron a dotar a las cintas de testosterona y carisma, mas las fricciones están siendo notorias en esta novena entrega en el que ya no hay efecto sorpresa. Ofrece justamente lo que se espera: escenas inverosímiles, chascarrillos, acción y Toretto manejando el cotarro. Se siente, eso sí, que la fórmula está agonizando. No hay apenas sentimiento de que esta panda te va a sorprender y te va a enganchar, esta vez estaba prácticamente indiferente. Incluso esas auto referencias humorísticas de que conseguían salir de una pieza a pesar de haber estado en misiones peligrosas no me ganó para la causa.
El mayor problema están siendo ellos mismos, han llegado a un punto en el que tienen que dar volteretas mortales para seguir dando aventuras y se nota. No hay una secuencia de apertura para ir calentando como lo fue, por ejemplo, Deckard Shaw en el hospital en la séptima parte (una de las mejores aperturas que ha tenido esta saga), aquí te meten en el asunto desde el principio sin anestesia y lo que acontece durante las más de dos horas de duración es la misma fórmula con algunos elementos sin conseguir dar gato por liebre como el cambio del hermano de 'Dom' en el tramo final o esa 'resurrección' que está cogida con pinzas.
El resultado se veía venir a decir verdad, se quería ir cada vez más alto, con tramas cada vez más rocambolescas y el bajón tenía que venir tarde o temprano. No está mal tener ambición; sin embargo, como todo, una ambición desmedida puede darte de bruces contra el suelo y eso en esta larga franquicia ya está pasando. Veremos que pueden ofrecer las dos últimas entregas para que el colofón a una saga que ya cumple veinte años sea sin tocar fondo.
Spoiler
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