'¿Es el enemigo? La película de Gila' - Pero no pasa nada. Es mejor eso que morirse
La primera imagen que vemos de '¿Es el enemigo? La película de Gila' es una trinchera vacía subterránea en plena batalla acompañada de una voz en off: "Mi padre decía que no había nada de lo que no pudiéramos reírnos...". Toda una declaración de intenciones. El humor para sobrellevar la vida que nos golpea una y otra vez. Reírse de todo, pero sobre todo con todos. Nadie mejor para contarnos esta historia en forma de fábula que el propio Gila.
'¿Es el enemigo? La película de Gila' es una fábula antibélica contada por uno de los cómicos más influyentes del siglo XX, considerado por muchos como el padre del humor moderno. No es un biopic al uso, sino una película sobre el origen del humor de Gila, el humor de todo un país que tuvo que volver a aprender a reírse de sí mismo después de pasar por una Guerra Civil que lo reventó todo y que al propio Gila le tocó vivir en primera persona.
'¿Es el enemigo? La película de Gila' es, precisamente, la película de Gila, una película sobre cómo fue la Guerra Civil en su cabeza. Una película "de orígenes" en la que el propio Gila cuenta cómo Miguel Gila se convirtió en Gila... mientras Miguel se quedaba en la guerra. Una película sencilla y entrañable a mitad de camino entre lo ingenuo, lo absurdo, lo irónico y lo dramático que recorre, mayormente, las anécdotas más conocidas de Gila.
La película explora temas universales tan delicados como lo conflictos armados y el enfrentamiento entre iguales desde una perspectiva tragicómica y poética, emocional y muy cercana al realismo mágico para construir una suerte de "coming-of-age" bajo la apariencia de una fábula antibelicista y fraternal. No es el tiempo el que lo cura todo, ni tampoco es el amor el que lo puede todo. Es el humor lo único que puede salvarnos de la autodestrucción.
"Mi padre decía que no había nada de lo que no pudiéramos reírnos. Pero es que la guerra le quita a uno las ganas de todo". '¿Es el enemigo? La película de Gila' es una película sencilla, simpática y agradable muy fácil y cómoda de ver. Que funciona, por más que pueda ser algo irregular, vaya de más a menos y tienda a precipitarse en su segunda mitad. Da igual, que da lo mismo, que uno sale del cine como lo podría hacer de uno de los monólogos del propio Gila.
Esto es con una buena cara ante el mal tiempo, una sonrisa en la boca y la sensación de que aun a pesar de sus gestores, políticos, autoproclamados líderes y demás ratas de la sociedad las tragedias unen al pueblo más que lo separan... a través del humor, por supuesto. Porque a uno no le queda más remedio que seguir avanzando, aunque nadie sepa hacia dónde. Porque vivir sin reírse es una faena que nadie le desea ni a su peor enemigo.
Porque aunque se empeñan en enseñarnos a odiar, la vida consiste en aprender a perdonar. Y sobre todo a reírse, empezando por uno mismo.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex