'El sacrificio de un ciervo sagrado' - Stanley Lanthimos
'El sacrificio de un ciervo sagrado' es de esas obras de las que cuanto menos se sepa, mejor. Baste su intrigante título, la imagen de Colin Farrell ante dos camas de hospital vacías que ilustra uno de sus carteles... y por supuesto, el nombre de un Yorgos Lanthimos cuya presentación, para quién no sepa de su vida, obra y milagros, siempre comienza de la misma manera: ¿Has visto 'Canino'?
Lo cierto es que a mí tanto aquella como 'Alps' se me atragantaron, aunque no lo suficiente como para borrar su nombre de la agenda o negarle la mano. La personalidad es un factor a tener muy presente, y 'Canino', guste o no, es de las que te acompañan de por vida. Luego llego 'Langosta', y con ella la esperanza en una promesa que se materializa ahora con esta 'El sacrificio de un ciervo sagrado'.
Se trata, a nivel dramático, de la película más lograda y equilibrada del realizador griego; también, la más accesible y a nivel formal, la más incontestable y a su vez, fascinante. Los ecos del cine de Stanley Kubrick hacen fuerte a esta perturbadora y bella obra de corte metafórico -cómo no- que, con meticulosa frialdad y precisión quirúrgica, logra por momentos dar voz al mismísimo miedo.
Pero al de verdad (de la buena). A ese que incomoda sin recurrir al golpe de efecto o las groserías. A ese que intimida con preguntas de difícil respuesta y una no menos sugerente digestión. A ese que de una forma tan elegante como a su vez temeraria, atenta contra el intelecto valiéndose de un extremadamente refinado gusto por lo hierático, por lo ambiguo, por lo críptico, por lo esquinado.
Es de hecho este último factor lo que la priva de cotas más altas. Esta premeditada ausencia de emociones, tan enigmática, pausada y sugerente como abrumadoramente cerebral. Una obra diseñada con tal exquisitez como para resultar en igual medida artificial, relativamente manipuladora, y harto parecida a una ecuación matemática cuya maliciosa ambigüedad se desprende una vez se despeja el valor de X.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Le doy un 7.
A mí me recuerda a 'Madre!', pero porque también es de ese 5% de películas que recuerdas cuando acaba un año. Películas que se salen de lo habitual, lo que no las hace mejores necesariamente, pero sí diferentes.
Es de esas películas a las que ha perjudicado estrenarse a finales de año. Visto lo visto, DEBERÍA de haber ocupado en la Copa el lugar de 'Wonder Woman' (u otras).