Algo así como la traslación al mundo real de los X-Men salvando muchas, pero que muchas distancias. Como un huevo a una castaña. Para empezar, 'El reino animal' ni es una película de acción, ni tampoco está sostenida por sus efectos especiales, los cuales, con la sutileza debida, se integran con naturalidad en la realidad.

Thomas Cailley plantea un drama sobre un padre y su hijo vertebrado por un elemento fantástico agazapado en segundo plano: el de una extraña mutación que transforma gradualmente a algunos humanos en animales. El dilema como sociedad temerosa de Dios es evidente: adaptarse a esta nueva realidad... o tratar de contenerla.

Esto, no obstante, está de fondo. 'El reino animal' es una producción francesa y no norteamericana. Y a Cailley lo que le interesa es lo que Romain Duris y Paul Kircher, padre e hijo en la ficción, puedan dar y aportar como personajes de carne y hueso a este drama humano siempre interesante y por lo general creíble...

... aunque no tan eficaz como podría ser debido a sus vaivenes de ritmo, a la sensación de creerse más trascendente de lo que su propia historia plantea, o a la irrelevancia del personaje de Adèle Exarchopoulos. Sigue siendo un filme que el instinto nos anima a querer... pero con la cautela de la presa y no del cazador.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex