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'El pacto' - Nunca parece haber llegado

Vía El Séptimo Arte por 17 de agosto de 2018
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Tres semanas después de haber visto 'El pacto' aquí estoy, sentado delante del ordenador, sin saber que escribir sobre ella. Toda una vida en lo que respecta a una película que parece que, literalmente, vi en otra vida. O en otro estado mental aún más disperso que el actual. Apenas tres semanas después, y a duras penas logro enfocar algún recuerdo en mi cabeza que pueda dar la cara en su nombre.

Me suena que David Victori, el debutante David Victori se luce con tres o cuatro movimientos de cámara muy del gusto de James Wan. Tres o cuatro momentos muy concretos. Demasiado concretos. Me suena, creo recordar, me parece, tengo la sensación de que, es posible. A su favor, que no intenta dejarse notar en todo momento como si no hubiera un mañana, clásico error del debutante ansioso "por molar".

En contra, apenas tres o cuatro momentos concretos, y puntuales. Y un guión muy genérico, carente de un auténtico fondo y desgastado, además, por unos giros que no recuerdan a una producción de James Wan, sino a una de tantas que los Weinstein ahogaron con sus propias manos. No parece la historia de un debutante, más bien la de alguien de vuelta de todo y acomodado en una línea de producción.

La presencia de Belén Rueda, tan reciente su participación en otra producción de género para olvidar como 'No dormirás', tampoco ayuda. La Belén de los Serrano con otra peluca. La historia no invita, la música rechina y el truco no cuela. Tres o cuatro momentos, tres o cuatro ideas dispersas que no alcanzan a cubrir tanto terreno, para dar forma a una inquietud o desazón en las que sumergirnos.

Tres semanas después de haber visto 'El pacto' aquí estoy, sentado delante del ordenador, sin decidir si se trata de una película fallida o de una película que, simplemente, no es buena, pero tampoco mala. Quizá sea sólo eso: Que no es ni buena ni mala, aunque su irregularidad la alinee en ambos frentes, indistintamente. Y el momento, su momento que no llega, o que cuando llega, nunca parece haber llegado.


Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

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