'El contable' - Ben tiene un arma
Es muy tentador pensar en 'El contable' como el resultado del choque de dos películas muy distintas obligadas a entenderse por narices; porque la vida es así. Por un lado tenemos la película que pretende contar algo, por el otro la que busca venderse. Entre estas dos aguas nada la cinta, entre la necesidad de tener un fondo que dignifique su discurso, y la necesidad de lucir una buena portada que justifique la inversión. Tan tentador que lo vamos a dar por hecho, así, porque la vida es así. Y porque resulta cómodo no darle más vueltas.
Esto es, vamos a dar por hecho que en su origen 'El contable' era una historia en la que, sobre todo, primaba una serie de elementos capaces de atraer la atención de actores como Ben Affleck, Anna Kendrick, J.K. Simmons o Jon Bernthal. Al menos hasta que dicha historia llego a esa industria en la que tan a menudo no saben que hacer con, precisamente, una historia... salvo darle tal repaso que los actores anteriormente mencionados se queden tan sólo porque pagan bien. Tan tentador que lo vamos a dar por sentado. Porque sí. Porque también hay que comer.
Porque es más fácil dejarse llevar, y abrazar la idea de que en su camino a la gran pantalla 'El contable' se ha desvirtuado lo justo y necesario para que, como aquel quién le dice, el resultado no moleste a nadie en particular (salvo que quiera molestarse precisamente por esto). Se le ven maneras, apuntes que parecen querer ir hacia alguna parte dónde no brille tanto el sol. Pero no deja de ser un producto netamente comercial, y como tal el tratamiento es superficial y los detalles son simplemente lo que sugiere la palabra, detalles.
Ben Affleck activa ese modo que tan bien se le da a Denzel Washington, el del tibio pasatiempo que cae rodando cuesta abajo que, ya de paso, le permite tomarse un respiro del a buen seguro estresante Universo DC. Relajarse, y a jugar a ser una estrella de cine, mientras que Gavin O'Connor parece confirmar lo que ya insinuaba 'La venganza de Jane', que lo de 'Warrior' fue la excepción que confirma la regla. Con números de no más de dos dígitos a un servidor, estudiante de lo que alguna vez fueron Letras, también le salen las cuentas.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Violenta diversión. Nota: 8.
Lo mínimo que se le puede pedir al menos lo cumple, que es entretener.