'El callejón de las almas perdidas' - El caballero de la triste figura
La última película de Guillermo del Toro tiene un problema, y es lo mucho que se gusta el propio Del Toro. Un problema que también encontrábamos en 'Última noche en el Soho' con Edgar Wright o en 'La cura del bienestar' con Gore Verbinski, por citar otros dos ejemplos similares que me han venido a la cabeza. En los tres casos estamos ante las últimas películas de tres cineastas cuyo poderío audiovisual es innegable, y a menudo también indiscutible.
Tanto, que a menudo, lo dicho, se gustan demasiado y se regodean en su propio talento. En el caso de 'El callejón de las almas perdidas' se traduce en una duración muy por encima de las dos horas, a todos luces excesiva y que repercute en un filme que como aquel que dice, aprieta poco. Una cuestión de intensidad, tal vez: Tanto tarda Del Toro en desplegar su historia que entre el comienzo y el final de un giro parece que da tiempo a mear o tomarse un café.
Como si fuera una de estas series que se emiten de lunes a viernes por la tarde, eso sí, de auténtico lujo. Porque Del Toro es un cineasta de un gusto exquisito, y a nivel formal y actoral la propuesta es de una virtud intachable. Tan indiscutible como tal vez, también, demasiado impostada. Un envoltorio bello pero forzado debido a la falta de presión contemplativa sobre una historia que, de principio a fin, parece un círculo sin centro que se deja caer en línea recta.
En suma, una historia de buen ver a la que no obstante se la ve venir demasiado bien. Dos horas largas, muy largas que pesan en el ánimo y diluyen las bondades de un relato cuyo prólogo dura media película y la mayoría de sus personajes ni comen ni dejan comer. Un exceso bello pero laxo y superfluo, gratuito, carente de un ritmo o conflicto dramático que entalle un traje, a la postre, demasiado suelto para realzar el contorno de su bella (aunque triste) figura.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Le doy un 9.
Tengo que matizar que ví recientemente la obra original de Goulding y eso también ha jugado en su contra porque en la comparativa sale perdiendo, encuentro el remake del director mexicano demasiado sobrecargado en las formas, excesivo en su narrativa y forzado en sus actuaciones pese a que en términos generales hablemos de una película muy correcta que además luce bastante bien, le achaco por así decirlo cierta falta de naturalidad para creerme lo que estoy viendo y más aún cuando tampoco me convencen sus pequeñas aportaciones a una historia que ya conozco, una lástima no haberla podido disfrutar todo lo esperado.