'El caballero verde' - El caballero de la triste figura
¿Se acuerdan de 'El primer caballero', aquella película que el director de 'Ghost. Más allá del amor' hizo a mediados de los años 90? Yo sí, aunque en realidad nunca la he visto. Su cartel y la imagen de Richard Gere con melena se entrometieron en mi escaso interés por ella. Sin embargo, aquí estamos, más de 25 años después y aún no sé por qué me sigo acordando de la existencia de esa película... que no de la película, obviamente.
En fin, basta con haber visto 'A Ghost Story' para imaginar que 'El caballero verde' se parece a aquella película tanto como la propia 'A Ghost Story' se parece a 'Ghost. Más allá del amor'; ni en el blanco de las sábanas. Aún está por ver cuán lejos llegará David Lowery como cineasta, pero está claro que su intención es ser mucho más que el director de aquella 'Peter y el dragón' que para él vino a ser como un máster en efectos especiales.
Lowery no quiere limitarse a lo habitual, mostrar o contar la historia de Sir Gawain (y el caballero verde), sino que pretende proyectarla más allá de la pantalla y convertirla en una experiencia cuasi mística. O en un acto de fe que nos pueda explotar literalmente en la cara, siendo su carácter volátil y esquivo la fuente de su poder al mismo tiempo que la causa de sus males. Una hostia a mano alzada que o nos doblega o nos encabrona.
Ambas opciones son muy legítimas. Es lo que tiene jugar a ser el más listo de la clase, la admiración o el desprecio de los demás, quienes puede que en cualquier caso no te hayan entendido. Ahí es cuando la manera en que vemos una película en particular puede declinar la balanza a su favor o en su contra. A reaccionar por instinto a los estímulos de una película como 'El caballero verde', tan temeraria e intrépida como poco condescendiente.
Es cierto que no todo le funciona igual de bien a Lowery, si bien es innegable su ambición como cineasta y el poder de sugestión conceptual y onírico de todo el conjunto. Un conjunto majestuoso y exquisito a nivel visual y sobre todo musical que ha sido engendrado para poner a prueba el temple de los valientes. Una suerte de tragedia griega en forma de ópera que envuelve un relato donde lo ornamental dinamita el texto original.
Una deconstrucción del mito artúrico suntuosa y grandilocuente, sombría y desoladora, excesiva y poco complaciente con los cortoplacistas. Tener fe en ella tiene recompensa, especialmente gracias a un principio y un final de una contundencia abrumadoras tras un tramo intermedio algo desvaído, en una pretendida experiencia sensorial nada fácil, ni mucho menos como para tomársela tan a la ligera como aquella película de 1995.
Por lo pronto, Dev Patel sale en esta mucho más mono que Richard Gere en aquella, tanto como para recordarnos al mismísimo Brad Pitt de 'Leyendas de pasión'. Un buen ejemplo del poderío espiritual de la película.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Tras verla no doy palmas con las orejas como si hubiera visto la obra maestra del año (tampoco me pasó con 'A Ghost Story') pero sí una pequeña joya diferente, de la que te dan ganas de volver a ver y de las que ojalá hubiera más en la oferta cinematográfica.
Más allá de destacar su aspecto audiovisual a nivel más técnico, resulta notable en atmósfera, en sus actuaciones, en ser una aventura con tramos muy intensos, en casi poder oler el musgo y saborear las setas húmedas que cuelgan junto a una roca, en tener logrados niveles de fantasía y onirismo, en no saber que te espera a la vuelta de la esquina, de cada episodio y lograr sorprenderte en cada tramo.
Nota: un 7 y pico largo.