'Daddio' - Extraños en un taxi
Una mujer toma un taxi desde el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy.
Ella es Dakota Johnson. El taxista es Sean Penn.
Y durante el largo trayecto ambos hablan, en una animada conversación que varía de lo trivial a lo profundo, de lo profundo a lo trivial.
'Daddio', al igual que 'Locke', se reduce a un único escenario, un coche en marcha, aunque no sólo a una persona, sino a dos. Johnson y Penn hablan y hablan; sobre cómo se relacionan los hombres y las mujeres; sobre los detalles que definen a las personas; sobre la deshumanización del mundo; sobre sus respectivas vidas y, sobre todo y en resumen, sobre la vida en sí misma.
Como si Tom Cruise y Jamie Foxx nunca se hubieran bajado de aquel taxi y hubieran estado toda la noche dando vueltas sin matar a nadie.
Al igual que en 'Locke', hay contacto con el exterior a través de un teléfono, y hay una historia entre líneas y las palabras. La que atañe a Johnson: quién es, qué hace y todo ese rollo. Nada como hablar con un desconocido al que en principio no vas a volver a ver; máxime cuando este actúa casi como un terapeuta. Es un taxista al fin y al cabo; lo suyo es hablar con los pasajeros.
Así durante algo más de 90 minutos, los que dura esta amena conversación entre Johnson y Penn a bordo de un taxi llamada 'Daddio', de claro concepto, planteamiento y desarrollo teatral, dramático y humanista. Una conversación que al igual que 'Locke', además de hablar de la vida da forma a una historia a través de las palabras con una sencillez y eficiencia muy apreciables.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex