El futuro del cine español está en estupendas manos por una hornada de directoras y creadoras de excelente talento. Carla Simón (flamante ganadora del Oso de Oro en Berlín con 'Alcarrás'), Pilar Palomero (su película 'Las niñas' ganó el Goya el año pasado), Belén Funes, Elena López Riera, etc. Es una generación de cineastas con miradas íntimas, muy comprometidas con lo social y de notable desarrollo de sus protagonistas. Además, no son solo talentosas con el guión de sus historias, sino mostrándolas en cámara con mucha inteligencia para rodar.

De este ilusionante futuro también es parte la mente de Clara Roquet. Qué bien define su guión a las mujeres de 'Costa Brava, Líbano', justificando cada una de sus actitudes, en medio de la apisonadora capitalista que representa el vertedero eco, antagonista inhumano de la película. Junto a su capacidad para la escritura Mounia Akl, directora de la cinta, pone la cámara en el sitio exacto donde debe examinarse cada conflicto y cada situación que la película expone. Ejercicio muy solvente de cine social donde queda siempre claro que el tono familiar nunca pervierte la seriedad de la denuncia política.

Es un relato que presenta dicotomías familiares, sociales y políticas, que advierte del peligro de fragmentar un núcleo familiar si algo externo crea desunión y de que el rol de cabeza de familia no siempre conlleva tener la razón universal. Ojito al debut de la pequeña Ceana Restom, sobradísima de carisma como si tuviese 20 años de carrera. Se come a todos sus compañeros de elenco con suma facilidad. El suyo fue uno de los debuts más estelares, potentes y esperanzadores que han pasado por el Festival de Sevilla (donde se estrenó la película) en varios años. Hay muchísima esperanza en el cine patrio. Son hechos, no opiniones.

Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_