'Con amor, Simon' - Como la vida misma
A sus 16 años Simon Spier, el protagonista de 'Con amor, Simón', quiere ser normal. Y si el objetivo era hacer una película "normal", el objetivo se ha cumplido. Porque 'Con amor, Simon' es una película "muy normalita" dentro del ámbito del cine buenrollista para adolescentes ambientado en los institutos norteamericanos. Eso sí, léase esto tanto para lo bueno como para lo malo: El tratamiento (demasiado) cotidiano de un tema que aún no es (tan) cotidiano.
Eso es lo bueno y a la vez lo malo de 'Con amor, Simon', película que más de uno reivindicará, simplemente, por ser una producción de estudio, y casi por definición, comercial protagonizada por un gay que a efectos prácticos, es completamente normal. Salvo por ser gay y aún no haber salido del armario, claro está. Pero por lo demás, es tan normal que a efectos prácticos de una ficción audiovisual, su inclinación sexual podría ser totalmente irrelevante.
En teoría no lo es, porque si es importante de cara al argumento de 'Con amor, Simón'. Pero en la práctica sí lo es, porque como argumenta su cartel todo el mundo se merece su historia de amor, sin más. Como también es una historia de (des)amor 'Call Me by Your Name', por más que algunos se empeñen en convertirla en una innecesaria proclama. Esa "normalización" moral es precisamente lo que dentro de lo que cabe, dignifica a 'Con amor, Simon'.
"Dentro de lo que cabe", pues si obviamos dicho detalle 'Con amor, Simon' no da mucho más de sí. Un primer acto prometedor, un segundo acto durante el que se atasca y un tercer acto harto convencional en el que, por supuesto, todo el mundo acaba sonriendo. Lo normal de este tipo de producciones servido, al margen de causas ya bien encauzadas por el propio sentido común, con la solvencia del creador del universo DC de The CW, Greg Berlanti.
Un Berlanti que ya dio buena cuenta de su escasa vocación artística hace 8 años con 'Como la vida misma', otra producción genérica estancada en el tono meloso y servicial de un producto de consumo muy rápido. Como también lo es 'Con amor, Simón', una dramedia a la postre aguada que incluso podríamos tildar de oportunista antes que de oportuna. Claro que, lo dicho, si es que eso fuera relevante... cosa que para bien y para mal, termina por no serlo.
Y esa es la sensación que al final, marcada con una leve sonrisa de complacencia, queda.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex